Permítanme hacer una propuesta al cuerpo edilicio de la Municipalidad de Guayaquil: en vida, por favor, en vida, erigir una escultura a don Elmo Suárez Peñafiel.
Tuve la suerte de admirar sus destrezas acrobáticas en los Juegos Bolivarianos de 1965, en Guayaquil, donde fue campeón de saltos ornamentales desde la plataforma de los 10 metros. Nos representó con brillantez en varios eventos internacionales ante relevantes rivales del ámbito mundial.
Deportista, cantante, bailarín, actor. Poseedor de una innata jocosidad al relatar sus vivencias, departir con don Elmo es colmarse de alegría y fortalecer la guayaquileñidad. (O)
César Antonio Jijón Sánchez
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