En las postrimerías del siglo XX e inicios del XXI los niveles de corrupción carcomían a la sociedad ecuatoriana y en especial a la cúpula del movimiento gremial que se había aburguesado en sus principios, esto produjo que amplios sectores de trabajadores se vieran absorbidos por la apatía y el desdén que provocaba cada hecho noticioso cuando se anunciaba que los principales dirigentes de los sindicatos y comité de empresa de obreros habían sido generadores de esas crónicas que, lejos de incorporar más asalariados a la organización sindical, provocaban la dispersión y el desbande de miles de obreros que prefirieron ingresar a la pasividad que enfrentar a la patronal para ganar más derechos laborales.
Esto, como era obvio, trajo como consecuencia que sectores oligárquicos de las dos ciudades más grandes del país (Quito y Guayaquil) se aprovechasen de este estado de somnolencia de la clase obrera para, de la manera más descarada, dirigir todas sus fuerzas contra el debilitado movimiento gremial que, lejos de reordenar sus ideas, se fue derechizando al punto que en la actualidad sus principales dirigentes cumplen al pie de la letra todo el dossier que se elabora desde la mismísima Central de Inteligencia Americana (CIA). Los dirigentes actuales del FUT y otro sector del movimiento Indígena saben lo que hacen, no es fortuita su posición beligerante contra el Gobierno actual, están coaligados en el gran ‘frente’ que alguna vez reestructuró Febres junto a las Cámaras de Producción y un sector de la Iglesia católica, los ‘Guerreros y Maderas’ se encuentran en una simbiosis placentera con los Vera, Viteri, Lasso, Oquendo, Tinoco, Páez, Pinoargote, Egas, Gutiérrez; desde el lindo canal, los Alvarado echando un ‘vistazo’ a la Ínclita Guayaquil, que recuerda y no olvida a los trabajadores masacrados el 15 de noviembre de 1922, que siguen vivos los pensamientos de los vates de la generación de los años 30, cuyas letras eran inspiración revolucionaria y con los versos abolían la opresión del terrateniente y bancocracia criolla de la Costa y Sierra de la época.
En la década del 60, el exagente de la CIA Philip Agee participó activamente en nuestro país en acciones de conspiración, espionaje e infiltración en las centrales sindicales (CTE) y el Partido Comunista, de la escisión de este nace un ‘Movimiento Popular Revolucionario’, cuyas siglas no serán fáciles de distinguir en tiempos de huelgas. La CTE, también se ha unido a la tarea de lanzar piedras y esconder la mano, (política de avestruz) en el sentido que, por un lado, organiza la desestabilización contra este Gobierno, formando parte del FUT; y por otro lado integra el Frente Unido de Izquierda que respalda al gobierno del Ec. Rafael Correa.
La ciudadanía debe saber que en nuestra patria no hay conflictividad social. No se conoce que una empresa privada esté tomada por los trabajadores exigiendo un pliego de peticiones. No hay un comité de empresa que haya noticiado una paralización de sus actividades a las autoridades del ramo, entonces, ¿por qué la huelga? Esta debe ser declarada jurídicamente ilegal e ilegítima, porque no reúne los requisitos mínimos que debe tener una organización laboral para decretar la paralización de las jornadas laborales.
Entonces no queda sino defender los derechos de los trabajadores y sus conquistas alcanzadas, movilizándonos desde nuestras oficinas, desde los barrios, hombres y mujeres del campo y la ciudad, maestros libres de influencias del sectarismo, profesionales, intelectuales, ejecutivas del hogar, jubilados, artistas, deportistas, jóvenes, sindicalistas y obreros, que sí reconocen en este Gobierno todo lo beneficioso que ha resultado mejorar las condiciones de vida de su población. (O)
Dr. Clay Cabrera Espinoza
Abogado
