El artículo que escribe el obispo español Parrilla, en el Día Internacional del Niño, es un despropósito, o simplemente una ironía. En el Evangelio, Jesús reprocha a sus discípulos que impedían a los niños acercarse al Maestro: “Dejad que los niños vengan a mí, de ellos es el Reino de los cielos”.
La Revolución Francesa, al grito de: “Liberté, égalité, fraternité”, obtuvo lo que se propuso. Cambió la sociedad medioeval, destronando el orden establecido por la monarquía imperante bajo el auspicio de la Iglesia católica. ¿A costa de qué? Algunas testas regias rodaron bajo la cuchilla de la guillotina. El deseo de libertad, conculcado por el invasor español, en las colonias indoamericanas fue el motor de la independencia de nuestros pueblos. Son los hechos históricos que olvida el obispo español Parrilla.
A las políticas de explotación y vasallaje los pueblos han reaccionado y siempre reaccionarán contra los opresores.
En la actualidad, ¿quiénes son los que utilizan los medios más vergonzosos para someter a pueblos y naciones? Esas potencias siempre acuden al diálogo de las armas, o a la mentira diplomática y actualmente a la tecnología de la comunicación. Parece también que eso olvida el obispo Parrilla, cuya nación tiene todavía instituciones regias. Al hablar del respeto a las instituciones democráticas, pretende dar lecciones a los políticos. ¿A cuáles políticos se refiere?... “Médico, cúrate a ti mismo”, dice Jesús, citando un dicho popular de ese tiempo.
Dr. Ruperto García S.