Fue consigna que lanzó el obispo Mario Ruiz, cuando fungía la presidencia de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE). Con esa consigna fue nombrado y vino como obispo de la Iglesia de Riobamba el actual vicepresidente de la CEE, Víctor Corral. quien, fiel a la consigna, matizó sus acciones con orientaciones totalmente contrarias al trabajo pastoral de monseñor Leonidas Proaño. ¿Hechos? He aquí algunos.
El gran mural colocado en la nave central de la Catedral, obsequio de Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, fue arrinconado en un cuarto lateral de la Catedral. La casa de Santa Cruz, centro de reflexión y cuna de la Iglesia Liberadora, fue abandonada. Las devociones populares: procesiones, fiestas religiosas, novenas, se volvieron objeto de compra-venta y ganancia (ideología del mercado en auge). Se inventó la fiesta del Niño Rey de Reyes, con una imagen elaborada para la circunstancia, fiesta de la clase rica. La tradicional imagen, propiedad de una familia particular, quedó con los pobres. La sociedad riobambeña se dividió en dos facciones religiosas: los ricos -a cuya cabeza estaba el Obispo- y los pobres. La división llegó a tal punto que, una vez, intervino la Policía para evitar enfrentamientos entre las dos facciones que realizaban el famoso Pase del Niño, el mismo día y a la misma hora. El nombre de Proaño era la mejor carta de presentación para el obispo Corral, en sus numerosos viajes al extranjero, ante los organismos religiosos y laicos de esas sociedades. Para culminar su obra y hacerse presente ante el pueblo de Riobamba, el obispo Corral presidió el desfile folclórico de las fiestas de carnaval. El hecho que nunca fue aclarado totalmente es el robo de la custodia, obra de arte de la cual el padre Gómez Izquierdo alguna vez dijo que su venta bastaría para pagar la deuda externa del Ecuador.
El pensamiento y la obra de monseñor Proaño son de actualidad, pensamiento sintetizado en sus diferentes libros, editados por el Fondo Documental Diocesano y reconocidos por este Gobierno a través del Ministerio de Cultura, por el presidente de las Naciones Unidas, por diferentes instituciones y personas del Ecuador y de países extranjeros. El obispo Proaño forma parte del grupo de Padres de la Iglesia Latinoamericana, junto con Élder Cámara, Óscar Romero y otros.
Mario Ruiz y Víctor Corral, obispos eméritos, desempeñan hoy distintos roles: el primero, desde la trinchera del diario El Universo, hace coro a la oligarquía guayaquileña, en contra del proceso de cambio, liderado por el presidente Rafael Correa; el segundo sigue con un puestito en la CEE, y su paso por la diócesis de Riobamba parece opacarse al correr de los días. El tiempo y la historia son los encargados de testimoniar a las personas y su obra.
Dr. Ruperto García S.
C.C. 1702440726