Uno de los derechos humanos más trascendentes para los ciudadanos y ciudadanas es recibir educación y preparación. Esto se encuentra consagrado en nuestra Carta Política y en documentos internacionales que se han debatido en varios países y en repetidas ocasiones, pero cumplir con los derechos económicos, sociales y culturales consagrados para todos los ecuatorianos no es suficiente si no está complementado con la obligatoriedad de recibir cierto grado de educación gratuita -como lo está haciendo el Gobierno-, que debe ser acorde a la nueva época y con tecnología avanzada.
Reconozco el esfuerzo que en materia educativa ha venido realizando el gobierno del presidente Rafael Correa, pero también debemos mirar al sector rural donde hace falta la escolaridad cuantitativa y cualitativamente satisfactoria para lograr un nuevo país sin desvincular lo urbano de lo rural, el derecho a una educación mínima y, ¿por qué no decirlo?, hasta universitaria, es uno de los derechos humanos que nadie se puede dar el lujo de ignorar. Esto merece un debate nacional muy especial, tanto en el sector público como en el privado, donde se llegue a un objetivo coincidente e inobjetable para la transformación radical que se propone la Revolución Ciudadana.
Efrén Roca Álvarez
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