Cuando estaba en marcha la persecución y acoso a Cedatos, a mi familia y mi persona, el 26 de mayo de 2017 fui vinculado a la indagación previa del caso a consecuencia de una denuncia de la entonces vicepresidenta de la Asamblea, fundamentada en videos supuestamente de la Senain y en correos y documentos hackeados, porque nuestras encuestas -dos semanas antes de los comicios del 2 de abril- daban mínimas diferencias entre los candidatos finalistas, con un nivel de electores indecisos del 30%.
El mismo día de mi vinculación a este proceso decidimos con mi esposa regresar al país para presentarme a la Fiscalía el 1 de junio fijado por la jueza del caso. El martes 31 de mayo, cuando llegamos al aeropuerto de Quito, la agente de pasaportes, sorprendida, me informó que tenía prohibición de salir. “Yo lo sé”, le dije, y a los medios de comunicación que cubrieron mi llegada les manifesté que regresaba a dar la cara.
En efecto, a las 12:00 del día siguiente me presenté a la Fiscalía como lo hice cada 15 días por 18 veces, hasta el 23 de febrero de 2018 que fui sobreseído. Posteriormente, el 13 de abril los jueces provinciales ratificaron mi inocencia, desatendiendo la injerencia del poder político en la justicia, evidenciada en la cadena nacional presidencial del 5 de marzo.
En las próximas semanas publicaré mi libro que recoge acontecimientos que han conmovido al país desde su iniciación como república hasta nuestros días. Las páginas describirán cómo se ha maltratado a las instituciones públicas, cómo se ha jugado con las cifras oficiales, cómo se ha traicionado a la población y se ha convertido en líderes a personas y grupos con bases falsas, con desfalcos, mal uso de recursos, trazando rutas de pobreza, infelicidad y desaliento.
Aspiramos con este trabajo a cubrir un evidente vacío y responder a la preocupación que existe en el país frente a un panorama incierto que, con información alejada de la realidad, oculta la difícil situación que se proyecta hacia un futuro sin rumbo. (O)
Ángel Polibio Córdova Calderón