Hoy el sector agropecuario ecuatoriano enfrenta otra dura batalla frente a grupos de poder financieros y políticos que ven en la comercialización de productos agropecuarios oportunismo comercial, como siempre, dejando en indefensión a los pequeños y medianos productores, que con su trabajo subsidian a estos grupos, quienes declaran que la UNA-EP es ineficiente y debe cerrar sus operaciones.
Percibo un claro afán de apropiarse de estas infraestructuras de silos, equipos, vehículos, para así operar con ellos y comprar cosechas, siempre a bajos precios.
Sugiero que el ente rector defienda y someta a la UNA-EP a una reingeniería total de sus operaciones, pasando por calificación de sus funcionarios, mejora en los análisis de laboratorio, optimización en recepción de cosechas y que el pago sea de manera inmediata por transferencia a las cuentas bancarias de los productores. (O)
Pedro Pablo Jijón Ochoa