Siempre es gratificante escuchar las declaraciones que suele hacer el “Pepe” en las diversas entrevistas que concede a periodistas de reconocida trayectoria. Su inteligencia, agudeza, humor y poesía
no es algo que nosotros hayamos descubierto.
Sin embargo de aquello, viendo la cadena Telesur y ante una pregunta de Gestoso, relativa a los derechos humanos y a la Ley de Caducidad, contestó básicamente que “prefería mirar hacia adelante”, que a lo mejor la “hija de cualquier uruguayo podría casarse con el hijo de un represor”. “Esas cosas pasan”, dijo. Luego más o menos refería que, de cruzarse por la calle con un torturador, se iría por la vereda de en frente.
Respuestas que confunden y desencantan, por decir lo menos. Para alguien que fue y es un luchador honesto y que, además, estuvo 15 años preso, no se entiende. Aunque expresó: “Ahora no me comprenden, pero después lo harán”.
Desearíamos que Estela de Carlotto y Hebe de Bonafini nos orientaran desde esa Argentina de Cristina, que ya ha recuperado 105 nietos y es una especie de Nuremberg multiplicado, en el juzgamiento y condena a los crímenes de lesa humanidad cometidos por las dictaduras del proceso.
Por supuesto que ellas miran hacia el horizonte y han contribuido, como nadie, a construir un nuevo futuro.
“El perdón a nivel individual es una opción, a nivel social, es impunidad” ha dicho Rafael Correa, verdad meridiana.
Amnistía por amnistía es inaceptable para las víctimas, para sus familiares y para una sociedad que se ufane de estar conformada por seres humanos. Esto a propósito de establecer las responsabilidades históricas de los instigadores encubiertos y no tan encubiertos del 30-S.
Producto de un fallo de la Corte Suprema, los delitos de las dictaduras podrían prescribir el 1 de noviembre de 2011, ya que estarían tipificándose como crímenes violentos. Pero Uruguay, como Estado, ha dicho que acatará la resolución de la Corte Interamericana, que en líneas generales dispone la investigación, juicio y posible sanción a los presuntos autores de violaciones de los derechos humanos. Es decir que tienen el carácter de imprescriptibles.
Un par de meses antes de la entrevista, y para abonar el terreno de las contradicciones, el 1 de julio Mujica aprobó la revocatoria de actos administrativos que incluían en Ley de Caducidad, delitos cometidos por la dictadura.
¿Alguien puede explicarnos?
Crímenes de lesa humanidad son crímenes de lesa humanidad. Ni dos derrotas en consultas populares (1989-2009) respecto de la vigencia, en sus artículos medulares, de la Ley de Caducidad pueden tener mayor valor que la vida misma.
Odioso es comparar, pero madres y abuelas solo hay unas; nacidas en la tierra de Gardel y de quien los “charrúas” aseguran que es “botija”.
Ya saben la fecha; la buena conciencia y el “Pepe" tienen la palabra.
Andrés Martínez Arrata
C.C. 0907682884
Sociólogo
