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El Telégrafo

Correa, diálogo más diálogo

24 de junio de 2015

El día en que Martín Lutero el Reformador clavó las 95 tesis en el castillo de Vitemberg no hubo tanto alboroto, tanto miedo, tanta bulla; ni siquiera en Roma, peor en el Vaticano. Prueba: Cuando Silvestre Prierias, maestro del sacro palacio, aconsejó que lo declarasen hereje, el Papa respondió: “Este hermano Martín Lutero tiene un grande ingenio, y todo lo que se dice contra él no es más que envidia de frailes”, o sea de curas.

Es preocupante que los ricos quieran defender hoy a los pobres que ellos mismos desplumaron sumiendo en la miseria a millones de ecuatorianos y que pagaron con su vida en el feriado bancario. Lo que llama la atención, y a la vez da coraje, es lo que escribe monseñor Julio Parrilla (diario El Comercio, domingo 21 de junio/2015), quien pide diálogo más diálogo. Le recuerdo a monseñor que eso es lo que pedía la Iglesia en 1931, antes y en plena Guerra Civil Española, puesto que el Vaticano apoyaba a Franco, el dictador; e inevitablemente utilizaría a la Iglesia para ayudarlo y que durante siglos había impedido todo progreso. A dónde llegó tanta corrupción de la Iglesia que en las tiendas se exhibía el anuncio: ‘Se venden bulas baratas’.

Monseñor, cómo quisiera verlo a usted encabezando la marcha de los pobres, de los marginados. Usted sabe mejor que yo que Jesús nació en un establo. No compartió un pan, no compartió un poco de vino con los ricos, sino con los leprosos, con los menesterosos y con las prostitutas. Dios vino a este mundo a salvar a los pobres de fe y también de dinero, -como lo dice el Papa, del dios dinero- refiriéndose a los ricos. Usted pide diálogo. Monseñor, no vivimos en un  mundo de ángeles ni de querubines, vivimos en un mundo en el que los valores ya no son intelectuales y morales sino financieros. El maldito dios dinero está presente. En Jesús hay una opción incondicional por los pobres, entonces, para que un rico tenga un lugar junto a Jesús, necesariamente tiene que escoger la opción por los pobres. No hay un solo ejemplo en todo el Evangelio en el que el Maestro haya recibido junto a sí a un rico sin imponerle la condición de compromiso con los marginados. Muchas veces me he preguntado qué semejanza hay entre el dios en el cual creo y aquel en el cual creen los ricos. Lo que preocupa a los profetas es la idolatría, esos dioses creados según los intereses humanos. Mashi Rafael, jamás retires esas leyes. El día que lo hagas, te destruirán  para siempre. Y que estas palabras que te voy a decir queden en tu cerebro y en tu corazón: ¿Qué es la vida? La vida es la patria. Tú te mueres, la patria queda, es eterna. Quedarás para la historia, igual como el Viejo Luchador. Antes muerto que verte claudicar.

Monseñor Julio Parrilla, le recuerdo estas palabras en una pancarta de la marcha en Francia, muchos años atrás: “Dios comenzó siendo Dios, hoy es un gran negocio”.             

¡Hasta la victoria siempre, Rafael!

Ulvio Villena

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