Diario El Comercio publica ‘Las huellas de 19.330 accidentes de tránsito dejan dolor en el país’. Han dejado 1.650 fallecidos. Bueno, y  también miles de heridos, entre ellos cientos de inválidos que yacen en las camas de hospitales de por vida. ¡Espeluznante, sí!

¿Pero cuáles son las causales? ¿Acaso son las autopistas que incitan a la velocidad, porque antes los vehículos forzadamente tenían que ir despacio para sortear los huecos y no romper la suspensión? ¿También no reducir la velocidad y a la salida de las curvas acelerar para estabilizar el vehículo o rebasar sin precaución y chocar con el que viene en contravía?

Pero vamos a lo técnico: la  fabricación de la suspensión, los frenos y la dirección: para abaratar el precio del vehículo, para mercados pobres como Latinoamérica, es una débil; para Europa es de otra calidad, un poco reforzada; y para EE.UU. tiene que ser heavy duty (tipo pesado) y pasar un control de calidad de la resistencia de los materiales, para resistir los túneles formados por los tráileres y que forman peligrosas  turbulencias en autopistas de ocho carriles que vuelcan fácilmente a automóviles pequeños.

Los fabricantes de países orientales, por lo general, no tienen un buen control de calidad y su objetivo es controlar el mercado. Bueno, en los catálogos de reposición de piezas automotrices es fácil ver: hechos para el mercado latinoamericano, Europa y EE.UU.

Para mi concepto, los vehículos que vienen a Ecuador deben traer suspensión, frenos y  dirección heavy duty, además de  contar con un  excelente control de calidad, especialmente en automóviles pequeños, ya que las partes de suspensión con las que se ensamblan son de latón.

Nuestras autoridades tienen la última palabra.        

Héctor García Rivera