Venimos conociendo hace ya algún tiempo los resultados electorales a “boca de urna” y siempre sus datos han sido acertados, con pequeños márgenes de error; de tal manera que el sistema ha sido justificado y convertido en costumbre, y no olvidar que la costumbre es fuente del derecho cuando “Ley se remite a ella”. Lastimosamente, y en forma que ya se nos hace increíble, el sistema en esta oportunidad ha fracasado. De tal manera de que el Consejo Electoral debe tomar medidas contra los encargados de las encuestas en forma urgente y ejemplarizadora.
Lo saludable para el Gobierno es que, con la respuesta del conteo oficial de votos, se está demostrando que no ha existido intención de fraude, tal como “cantaban a toda voz” los opositores. De acuerdo con ese conteo, ya a más del 35 por ciento, el Sí ha ganado en el total de preguntas, inclusive con mayor ventaja en Guayaquil -único reducto socialcristiano-, lo que ya implica el “principio del fin” para esa tienda política, otrora de gran dominio popular. Acción saludable del pueblo guayaquileño.
El resultado de una diferencia de 8 a 10 puntos se veía llegar, pues la campaña plagada de mentiras por parte de la oposición y el numeroso cuestionario de consulta lo avizoraban. En definitiva, no obstante a todo aquello, el Presidente tenaz y mediático salió victorioso, adquiriendo una enorme responsabilidad en el campo de la aplicación de justicia.
No cabe duda, señor Director, de que el acto del sábado 7 de mayo fue una prueba indiscutible de que en Ecuador se vive una plena democracia, con la que -insisto- no se hacen las revoluciones. Los cambios sustanciales se imponen por la fuerza y sin consultas, el bienestar del pueblo y el ánimo de cambio no se los pone en riesgo con “papelitos”. Eloy Alfaro Delgado, el Grande, dijo acertadamente: “No podemos perder con papelitos lo que hemos ganado con fusiles”.
Arturo Santos Ditto
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Guayaquil-Ecuador