Los resultados de las votaciones en la consulta popular, quieran o no aceptar los necios, es triunfo para el Sí. Sí en las 10 preguntas. Así se pronunció la mayoría del pueblo ante la propuesta del Ejecutivo.
Sin embargo, aquellos que se opusieron a los cambios no dan por perdida su propuesta, no del todo. Y utilizan una serie de argumentos y argucias lingüísticas para confundir aún más al segmento del electorado que creyó en sus posturas, en sus antipropuestas; y, como fue evidente durante la campaña, son los medios de comunicación autodenominados “independientes” los que llevan la “batuta”.
Para responder o esta verborrea, he encontrado asidero en una serie de refranes que calzan muy bien en este derroche de sofismas de quienes se niegan a perder.
“Quien siembra vientos, cosecha tempestades” bien se puede aplicar en Guayaquil al alcalde Nebot, que se jactaba de que en “su ciudad” nadie lo derrotaba. Esta vez fue diferente. Y ello se debe a que mucha gente reflexionó sobre la inseguridad que se vive en el puerto principal y que es subrepticiamente avivada por la extrema derecha, a la cual se le atribuye que “tira la piedra y esconde la mano”.
Por un lado se ha visto a una parte de la oposición que le ha puesto “al mal tiempo, buena cara”, como es el caso del asambleísta Paco Moncayo, que a pesar de haber sido uno de los que hicieron campaña por el No, expresó por TV, una vez terminado el sufragio, que en su caso se trató de una discrepancia de opinión y que ahora toca empezar de cero, pues ya se perdió ese partido y eso queda atrás. Lo mismo dejó entrever la presentadora de noticias Josefa Coronel, de Teleamazonas, que le preguntó a Fabricio Correa: “¿Cómo queda la oposición una vez que la mayoría del pueblo se pronunció por el Sí?”.
Tanto lo que expresó Moncayo cuanto lo esbozado por Coronel nos llevan a considerar que, “a buen entendedor, pocas palabras”, han recibido correctamente el mensaje y deberán conformarse y no hacer el papel de otros que buscan “tropezar dos veces con la misma piedra”, con berrinches en el Consejo Nacional Electoral.
Lo que no reconocen estos necios, que estuvieron por el No e insisten en ganar “buscando la quinta pata al gato”, es que la votación positiva es parte de un proceso que inició con el primer triunfo de Rafael Correa en las presidenciales del 2006, y que su persistencia en este proceso de revolución ciudadana se consolida con la convicción de que “el que la sigue, la consigue”.
Para culminar este intríngulis formado por los actores políticos, es importante que aquellos que están desesperados por cambiar los resultados de la votación recuerden el refrán de “si las barbas de tu vecino ves cortar, pon las tuyas a remojar” y se dejen de tanta alharaca como si fueran los dueños de la verdad cuando el pueblo les dijo lo contrario, por un lado; mientras que por otro están los que se sienten satisfechos porque la diferencia no fue aplastante de quienes votaron por el Sí, lo que los enmarca en la significativa expresión “mal de muchos, consuelo de tontos”.
Pedro del Solar
Durán - Ecuador