Es un axioma jurídico que significa que quien confiesa algo libera a la contraparte de tener que probarlo. Correa dijo el 9 de enero de 2011 que metería las manos en la justicia, y lo cumplió.
Lo advirtieron Baltasar Garzón y el peruano Luis Pásara, que comprobaron esta verdad. Había un dictador que prohibió por escrito aceptar denuncias contra el gobierno y los jueces amedrentados votaron siempre a su favor o les caía el “error inexcusable” que significaba despido y hambre.
Pero existen sumisos sinvergüenzas que siguen esgrimiendo defensas risibles y terminan refugiándose en la presunción de inocencia hasta que haya sentencia firme. Se autoengañan para socorrer al delincuente prófugo. Parece que la jueza Camacho se apresta a darle un golpe de gracia contra el que no cuentan las presunciones. (O)
Dr. Carlos Mosquera Benalcázar