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El Telégrafo

Comparemos

03 de diciembre de 2015

Para uno que no investiga, principalmente por no tener la formación ni la preparación para hacerlo; nos queda un análisis simple, que a veces puede resultar esclarecedor. Comparando los gobiernos anteriores a los del presidente Correa, ninguno terminaba con una aprobación, ni siquiera mediocre de su gestión, de un tumbo pasábamos al otro, de un partido político sirviente de un sector de la oligarquía, pasábamos a otro grupo político sirviente de otro sector de la oligarquía; al pueblo se lo tenía como pelota en manos de un malabarista; todos se parecían al final, mandaban los paquetazos, sube la gasolina, el gas, la luz, la harina, el sueldo desaparecía, etc. etc., y llegó un momento que el pueblo miraba a los dos lados y era lo mismo; se perdió la fe en los políticos (representantes de la oligarquía), tanto así que el pueblo ya no permitió que incluso acaben los mandatos y les dio la patada a Jamil, Abdalá y al ‘pinocho’ Lucio. ¿Cómo en esos tiempos se podía pensar siquiera en una reelección?, imposible, si no aguantaban ni siquiera un período. Se puede resumir que se terminó el dominio de la oligarquía, aquella que nunca se interesó en desarrollar la industria, que nunca se interesó en resolver los problemas de los humildes, los marginados, los discapacitados, etc.; solo les interesaban los negocios fáciles, el monocultivo, las comisiones por la venta del petróleo, etc., etc.; ¿y el pueblo?, pues que se joda.

Luego aparece Correa, empieza a invertir en el desarrollo, hidroeléctricas, carreteras, universidades, colegios, escuelas, 10.000 becas al exterior; obviamente la gente quiere que se reelija, y así lo hizo. Ahora, el país no podía pasar del subdesarrollo al primer mundo en 8 años y vino la jugada de EE.UU. para bajar el precio del petróleo, justamente para tratar de detener a los gobiernos progresistas; qué casualidad que solo pudieron reelegirse estos gobiernos preocupados de los ciudadanos, en Ecuador, Bolivia, Argentina, Venezuela, Nicaragua, Brasil, etc.; y en los otros países bajo el dominio de las oligarquías seguía el pueblo como pelota de malabarista.

Es cierto que la baja en el precio del petróleo tenía que afectarnos, seguimos, todavía, dependiendo del hidrocarburo, estamos dolarizados, estamos en dificultades, se cometen errores, pero nunca comparables a volver a pasar un feriado bancario, la separación de las familias por la migración; la desocupación, que es necesaria en el neoliberalismo para pagar bajos sueldos y tener más utilidades, que es su meta final. En Ecuador no podemos permitir el engaño de regresar al pasado, hay muchos medios de información que trabajan en ese engaño, en la mentira y en la ilusión de que esos sectores oligárquicos se preocupan por nosotros. Sería volver a doblar las rodillas, perder la dignidad, perder la esperanza, perder el futuro de nuestros hijos. No volvamos a ser parte del juego malabarista de una oligarquía nefasta.

Atentamente
Ney Mancheno

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