¿Cómo se paga tanta desgracia y destrucción?

Luego de que el invasor y cobarde Ejército israelí atacara y ocupara la Franja de Gaza, último territorio que le quedaba al heroico pueblo de Palestina en su tenaz resistencia, este territorio es un verdadero campo de concentración, muy similar a lo que pasó en el gueto de Varsovia.

Queda como saldo de la tragedia palestina lo siguiente:

El interés del Gobierno sionista de eliminarlos o expulsarlos del territorio que legalmente pertenece a los palestinos.

Aproximadamente, hay dos mil muertos, casi todos civiles, y lo peor, quinientos de ellos son niños. También hay alrededor de 10 mil heridos, 2 mil de ellos son niños, producto de los salvajemente despiadados y abominables ataques a una comunidad casi indefensa.

Entre 10 mil a 15 mil viviendas totalmente destruidas, además de las escuelas, hospitales y mezquitas que servían de refugios y que también fueron eliminadas, aún con la identificación de la ONU. Daños que tienen un costo material cercano a los 10 mil millones de dólares.

Debe haber un juicio contra Netanyahu y su camarilla, por sus crímenes de lesa humanidad. ¿Se los perseguirá como la OTAN persiguió a Milosevich?

La ONU obligará a Israel a pagar los 10 mil millones de dólares, costo material de sus atrocidades.

Aparte de aquello, Israel merece sanciones económicas y comerciales.

Atentamente

Ney Mancheno

Es tiempo de diversificar la cultura

El jueves 7 de agosto el ministro de Cultura, Paco Velasco, refundó un espacio de vital importancia para todos los que creemos que Guayaquil tiene mucho por ofrecer en materia de cultura.

Un día antes, jóvenes mestizos de más de 5 colegios presenciaron un show artístico que nunca antes habían visto. Un show de marimba y de danzas costeñas, otro de danza contemporánea y una muestra de posibilidades que existen para crear públicos capaces de mirar de forma crítica y atractiva eventos culturales empiezan por poner las gestiones en marcha.

Guayaquil vivió una fiesta para el cine y por las artes en general, pues esta ciudad que se desarrolla junto al río Guayas carece -en pleno siglo XXI- de espacios para la cultura. Es contradictorio que este puerto que se declara centro del Ecuador y una ciudad importante no tenga lugares para creer en el arte. Que el gobierno local piense en ciudadanos distraídos en piletas y fuentes de agua.

Debemos refundarnos y empezar a apropiarnos de las posibilidades de mostrar nuestra cultura, de embriagarnos con ella, porque de seguro saben que la cultura ofrece a la mente humana más formas de ver el mundo que lo impuesto.

Tal vez esta sea una visión romántica, pero para que existan resultados solo tenemos que estar pendientes y no dejar de estar en un momento en que la cultura nos necesita.

Gabriel Cedeño