En nuestro país llamamos chulqueros a quienes se dedican a prestar dinero con intereses abusivos, personas que trabajan al margen de la ley.
Los encontramos en algunos sitios: en los mercados les cobran diariamente a los comerciantes minoristas; en las esquinas, a los vendedores ambulantes; muchas personas necesitadas de dinero los esperan en estos sitios para prestarles cantidades mayores (de $ 1.000 a $ 2.000), pues no les piden garantías, sino que simplemente investigan dónde viven los futuros deudores con sus familias para amedrentarlos con asesinarlos en casos de que no cumplan con los pagos establecidos, como ha sucedido, o mandarlos de “mulas” para llevar droga al exterior.
Hace tiempo fueron reprimidos, encarcelados y juzgados; pero son una plaga que vuelve a las andadas, ya que pertenecen a grupos de narcotraficantes extranjeros que están en el lavado de dinero.
El delito en nuestro país tiene mil caras, y el chulco es una de ellas. Han propiciado trabajos ilícitos, como el de los mineros no autorizados, quienes se resistían por la presión de los prestamistas a abandonar esos lugares.
La Policía tendrá que investigar a los prestamistas ilegales de los mineros y los demás casos que aquí hemos señalado porque el delito no desaparecerá, por el contrario, reaparece en nuevas facetas de actividades grandes o pequeñas. (O)
Lic. César Burgos Flor