Existe un bombardeo mediático a escala mundial, liderado por William J. Haynes II, “Chevron’s Prince of Darkness”(“Chevron, príncipe de las tinieblas”), siniestro personaje que trabajó en el Departamento de Defensa de  EE.UU. y luego abogado acusador de esta transnacional contra el Ecuador; y  los tontos útiles, que no sé si por dinero u odio al Gobierno realizan este miserable ataque a su patria, sin medir las consecuencias.

¿Qué pasará si condenan al país? Todos vendrán luego como Pilatos a lavarse las manos, pero el daño estaría consumado, hoy, con actores diferentes. Que no se repita la historia. En  la guerra de 1941 el invasor  argumentó que el Ecuador inició los ataques militares, la prueba: una carta del expresidente Velasco que previamente la habían traducido a varios idiomas y repartido a representantes de muchos  países. En dicha carta se acusaba al presidente Arroyo de ser el agresor, con el fin de distraer la atención a sus problemas internos. Y fueron mucho más lejos. El 29 de julio de 1941, aviones del país sureño ‘bombardearon’ a Guayaquil con miles de hojas volantes, incitando a los ecuatorianos a rebelarse contra su gobierno. Pero ante tal propuesta la sensatez y el patriotismo prevalecieron.  

Lcdo. Oquendo, en la guerra de Paquisha (1981) a usted le vistieron  de militar y fue a la zona de conflicto en helicóptero para inspirarse y escribir un libro sobre el tema. Ahora hay menos peligro. Viaje y luego emita sus comentarios. ¿O acaso cree que Chevron es inocente?

Toribio Solórzano Parrales