No hay duda de que -aunque no con la velocidad que quisiéramos- las relaciones de los pequeños grandes países está cambiando. Sí, no es una equivocación, los pequeños grandes países han comenzado a evidenciar y usar sus cualidades, ejercer sus derechos y determinar sus propios modelos para gestionarse.
La increíble audacia de la referida transnacional pretende, con un cinismo que avergüenza al género humano, victimizarse a través de la estrategia de crear dudas sobre la validez moral de un Estado soberano y -prepotencia colonialista- utilizar a otro Estado para presionar bastardos intereses en beneficio exclusivo.
Existe una sola gran verdad: Texaco y luego Chevron no imaginaron que un grupo de indígenas amazónicos ecuatorianos desafiara su poder y planteara una millonaria compensación que, aunque no remedia nada, servirá de paliativo para los desastres humanos y geográficos que la irresponsabilidad de la transnacional ha provocado.
Luego del desastre de consecuencias irremediables, lo mejor está por venir. La campaña apenas iniciada sobre las manos sucias de Chevron ha provocado una interesante expectativa que, liderada por el Gobierno, creará opinión internacional, facilitará procesos emprendidos, encontrará aliados, concienciará a la población ecuatoriana y pondremos en su sitio a la pretenciosa empresa petrolera.
Kléver Medina Alvarado
C.C. 1702935360