Papandreu ya dimitió,
y se cayó Berlusconi;
al más grande “peluconi”
el viento se lo llevó.
El efecto dominó
como fantasma campea
en la gran zona europea
con efecto tremebundo,
y al famoso Primer Mundo
la tierra le traquetea.
Ese relajo es mundial,
porque la banca está rota,
es decir, la bancarrota,
a nivel universal.
Los jeques del capital,
los amos de las finanzas,
que vivían en las bonanzas,
los ricos, los “poderosos”
los financistas famosos,
se cayeron y de panza.
Fríamente calculado,
la quiebra la pagan todos,
porque ellos se dan los modos
de chupar plata al Estado.
Ese negocio quebrado
y sus podridas acciones,
con todas las bendiciones
las enchufan al gobierno,
es el modo sempiterno
de salvar a los bribones.
La vida dice así mismo
que la debacle mundial
en su factura final
la paga el “tercermundismo”.
Cosas del imperialismo,
de “bolsas” y de “inversiones”,
de guerras y de agresiones,
del comercio desigual,
es el modelo imperial
en todas sus proyecciones.