Recordemos ecuatorianos la presencia de un ciudadano extranjero en el Ecuador, que decía apellidarse “Wentlan”. Era en uno de los gobiernos del Dr. Velasco Ibarra; este individuo llegó al país con excelentes cartas de presentación, en calidad de “probo” financista, logrando con “excelencia” engañar en altas esferas, inclusive al mismo Presidente de la República.
El “cuentero internacional” logró estafar a la banca oficial y privada. Este fenómeno delincuencial es justamente el que está ocurriendo ahora con el argentino, que dice ser de apellido Duzac. Seguro este pelafustán llegó al Ecuador con documentos falsificados de hoja de vida envidiables, pero es probable también la existencia de un aval interno que debe ser seriamente investigado, tal como ha ofrecido el Presidente Correa.
Es muy posible que dentro de las esferas del gobierno existan infiltrados con la misma escuela neoliberal. Hemos venido advirtiendo que es necesaria una depuración y a más oxigenación en las filas de la Función Ejecutiva.
Es obligación moral del mandatario hacerlo, persona que representa ante el pueblo ecuatoriano una esperanza. De no realizarlo, estaría cambiando de naturaleza y con decepción y mucha pena tendríamos que decir: “último día de corrupción y primero de lo mismo”. La verdad aunque duela.
Arturo Santos Ditto
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Guayaquil-Ecuador