Quito, julio 5 de 2012
Señor Director del diario El Telégrafo
Guayaquil
Mucho agradeceré se digne disponer la publicación del siguiente comentario en “Cartas al Director”
Hace muchos años, el renombrado pintor Oswaldo Guayasamín estampó su firma a mano alzada en el mural del Congreso Nacional -hoy Asamblea- y lo hizo con el brazo desnudo, el pulso firme y la faz serena, como denunciando al mundo su ancestral mestizaje de siglos.
Y al firmar, Guayasamín protocolizó su autoría del imponente mural, al propio tiempo que dejó caer de su paleta la mágica pedrería de creación artística, para que la recoja el lienzo perdurable e indeleble de la epopeya histórica de los pueblos indoamericanos.
Cabe destacar que las imágenes nacidas del genio de Guayasamín son una síntesis de la tradición del arte indígena americano, pues, la fuerte y recia expresividad de sus cuadros quedaron plasmados en “Huacayñán” y la “La Edad de la Ira” que le hicieron acreedor al Gran Premio de la III Bienal Hispanoamericana de Barcelona.
“Ecuador, frustración y esperanza” se denomina aquel mural, testigo de cargo de un desfilar sin sosiego de “Padres de la Patria”, que atraídos por el sincero afán de servir a la colectividad, o simplemente seducidos por el cálido muelle de una curul, muchos de ellos concurren únicamente a bostezar por turnos en el Parlamento Nacional, mientras la imagen del pueblo incauto que les eligió se difumina o se diluye gradualmente, lentamente, entre las nieblas de las componendas y de las ambiciones políticas y partidistas.
Atentamente
Raúl Córdoba Avilés
C.C. 0600580955