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El Telégrafo

Cartas al Director

31 de mayo de 2012

Señor

Director de diario El Telégrafo

Ciudad.-

Señor Director:

Deseo referirme al reportaje que publicaron hoy (29 de mayo) en las páginas 4 y 5 de la primera sección. La nota diplomática 84.975 enviada por la embajada de EE.UU. en Ecuador a Washington, que ustedes comentan, trata los detalles inherentes a la escandalosa revocatoria de mi visa norteamericana. De su simple lectura concluirán que dicho escándalo no tuvo ningún sustento real ni existen documentos en la embajada de Estados Unidos que prueben sus aventuradas afirmaciones respecto de mi persona.

El retiro de mi visa fue producto de una confabulación de intereses, como lo denuncié oportunamente en la prensa nacional. Dos funcionarios de la embajada norteamericana, basándose en maledicencias, chismes y relatos fantasiosos de los personeros de la corporación norteamericana Pfizer y el coro de abogados que los protege, montaron esta vil calumnia abusando de la inmunidad diplomática de la que están revestidos.

“The Pfizer revocation’s” (las revocatorias Pfizer), así menciona este episodio dicha nota diplomática. Esa simple referencia es la prueba más contundente que ni el Departamento de Estado inconstitucionalmente intervino en el tema, pues todo fue un montaje descarado de la corporación Pfizer. Y lo confirma la propia actitud de la embajada de Estados Unidos cuando el Estado ecuatoriano, a través del Ministerio Fiscal, inició una investigación sobre aquella denuncia pública de supuestos actos de corrupción y no obtuvo la información requerida a la embajada de Estados Unidos en Quito y al consulado en Guayaquil.

Ambas sedes diplomáticas adujeron que la información era confidencial y que no podían revelarla, impidiendo así el esclarecimiento de la verdad frente a tan grave denuncia. Si la embajada denuncia es porque supuestamente tiene las pruebas, pero cuando es requerida se niega a colaborar. Es decir, me acusaron de haber cometido un grave delito y luego no fueron capaces de sustentarlo ante las autoridades ecuatorianas. Saque usted sus propias conclusiones.

Los episodios políticos que se narran en el reportaje no me interesan, pero sí es muy importante, en aras de mi honor y mi buen nombre, que los ecuatorianos conozcan cómo se manipuló este caso y cómo se lo explotó malsanamente para proteger los apetitos de una corporación farmacéutica norteamericana insaciable de poder y angurrienta de dinero, a la que no le importó utilizar a diplomáticos de Estados Unidos y convertirlos en sicarios corporativos para ejercer venganzas, solo por el “pecado” de que un socio del estudio es el abogado que patrocina a quienes litigan con Pfizer, y que, además, ha ganado juicios.

Apreciaré disponer la publicación de esta carta en uso de mi derecho constitucional a la réplica.

Muy atentamente

Eco. Xavier Neira Menéndez
C.C. 0900106139

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