Guayaquil, 21 de mayo de 2011

Lic. Edwin Ulloa

Director de El Telégrafo.-

El norte de Guayaquil está caotizado. Hace algún tiempo los guayaquileños vimos cómo se iniciaba el mantenimiento del puente que de la avenida Las Monjas. Todo iba bien hasta que la estructura se derrumbó, lo que ocasionó que un trabajo que iba a durar semanas ahora tome meses.

Las personas que vivimos en el norte de la ciudad cada vez que regresamos de nuestros trabajos vivimos un verdadero caos. A las horas pico la avenida Carlos Julio Arosemena parece escenario de un desfile. Los carros avanzan lentamente y algunos choferes, desesperados, invaden los carriles exclusivos de la Metrovía.

A este embrollo se suma la salida vespertina del colegio 28 de Mayo y el ingreso a clases de la universidad Casa Grande. Como no hay vías alternativas, todos toman por la calle Ilanes para cruzar el Estero Salado con lo que el caos se extiende a Urdesa y Miraflores.

Por este medio hago un llamado a la Comisión de Tránsito para que realice un amplio operativo que sirva para solucionar el problema. De igual manera el Municipio tiene que presionar a la constructora encargada para que acelere los trabajos.

Pero los conductores también deben contribuir al orden. Es difícil mantener la paciencia en medio del caos, pero hay que comprender que rebasar vehículos de manera descontrolada o invadir el carril de la Metrovía solo empeora la situación. Es urgente la acción compartida de todas las autoridades para poner fin a este agobiante problema.

El otro gran congestionamiento se produce en la Avenida de las Américas. La construcción de un carril para la Metrovía ha complicado la circulación por este sector.

Otras vías también están afectadas. Los alrededores del Mall del Sol sencillamente son intransitables. Lo mismo ocurre en las afueras del aeropuerto José Joaquín de Olmedo. Pero el punto crítico es en la Terminal Terrestre. Allí, en la avenida Benjamín Rosales, se construye un intercambiador de tráfico que hace que el tránsito avance lentamente.

Las comunicaciones con la Alborada, Sauces y el puente de la Unidad Nacional están afectados seriamente por esta obra. Ahora, en la ciudad, regresar a los domicilios toma una hora, algo que antes era inimaginable. Toca entonces a las autoridades pensar nuevas estrategias. A lo mejor un “Pico y Placa”, como en Quito, podría funcionar.