Récord Guinness

Si fuésemos tan simplones como para tener un propio récord Guinness, lo hubiésemos entregado varias veces al presente Gobierno, por los logros de estabilidad política, reforma institucional, construcción de centrales hidroeléctricas, sistemas multipropósito, vías, hospitales, escuelas, colegios, parques, entre otras obras; además, y con el pesar de quienes odian al presidente Correa, el más imperdonable récord es el de los 14 doctorados Honoris Causa, otorgados a él por prestantes universidades del mundo. Imperdonable para ellos, que lo acusan de mal manejo económico por dificultades que en realidad son resultantes del boicot internacional (precios de las materias primas) y el dominio político militar de la gran potencia, expresado en el sostenido valor de un dólar que en realidad solo vale el costo de la impresión. Si no bastara el inventario de la acción gubernamental, los elogios de los directivos de cada una de esas 14 universidades, expresados luego de evaluar la acción presidencial, echan por tierra todas esas acusaciones, tuviésemos, en fin, un Guinness, lo merecerían algunos opositores por sus récords de odio, mala fe, mentira, ambición y otras innombrables ‘virtudes’. Atentos saludos

Oswaldo Mantilla

Tala de árboles en La Atarazana, Guayaquil

Justo cuando el planeta suspira aliviado por el compromiso alcanzado en París por casi todos los países del mundo para el control del aumento de la temperatura a nivel mundial a 2 °C hasta 2100, el Municipio de Guayaquil, a contrapié con este objetivo mundial, acaba de talar 44 árboles que estuvieron ubicados en la ciudadela La Atarazana.

Los argumentos esgrimidos para cometer este execrable crimen contra la naturaleza son los de siempre: que los árboles son agresivos, que dañan el pavimento, que rompen las tuberías y otras tonterías más. Parecería que los funcionarios de Áreas Verdes Municipales no se han enterado de que, desde hace varios años, existen procedimientos técnicos para evitar estos problemas sin necesidad de medidas tan drásticas.

Las medidas paliativas propuestas tampoco son válidas. He realizado consultas con profesionales con experiencia en temas de trasplante de árboles y me han confirmado que, con suerte, solo sobrevive el 50% de los árboles reimplantados, siempre y cuando se haya cumplido todas las recomendaciones técnicas, de lo contrario, las esperanzas de supervivencia de estas especies serían mucho más bajas.

Atrás de todo esto se permea un modelo de ciudad que privilegia al vehículo sobre el peatón y al asfalto sobre la naturaleza.

El Municipio de Guayaquil debe, superando sus egos y vanidades, aprender de otras ciudades de Latinoamérica y el mundo que se han impuesto el reto de preservar, a toda costa, sus áreas naturales, bajo la premisa de que con ello están garantizando nuestra mejor calidad de vida y la supervivencia de nuestros hijos y nietos.

Esteban Delgado de la Cuadra
Arquitecto