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El Telégrafo

Cartas al Director

11 de octubre de 2015

GASOLINERAS DE PETROECUADOR

Son muy pocas las ocasiones en las que decisiones gubernamentales no me convencen ni me satisfacen. Soy un convencido de que este, el actual, es el mejor gobierno que el país ha tenido en más de un siglo y el único que ha demostrado su condición de abanderado de la justicia social y entregado con vocación a mejorar las condiciones de vida del pueblo ecuatoriano. Que mantiene un altísimo grado de acertadas perspectivas de necesidades y gestión eficiente y eficaz. Es indiscutible.

A lo puntual: estoy y creo que como yo muchísimos ecuatorianos, en desacuerdo con la privatización de las gasolineras de Petroecuador. Casi no lo puedo creer que un gobierno que reactivó la injerencia del Estado en la economía nacional y rescató la institucionalidad del país, esté en proyectos de cometer traición. Las gasolineras de Petro son un referente de ética en el servicio de venta de hidrocarburos, entregan la cantidad justa y la calidad garantizada, por ello son preferidas en la ciudad de Quito, que es en la que me consta en el día a día. Parece que nos hemos olvidado de las acciones deshonestas  que se practicaban (¿se practican aún?), en muchas de las gasolineras privadas del país.

Autoridades: si las razones expuestas por el Sr. Presidente en la sabatina del 3 de octubre pasado, son las que determinan la posible traición, son absolutamente insuficientes. Cabe las siguientes preguntas: ¿Qué pasaría si los expendedores de combustibles se acogieran a un paro y no existieran las gasolineras de Petro (hace algunos años hubo un paro de distribuidores de gasolina)? ¿Qué alternativa de servicio por parte del Estado existiría? ¿Quién daría la pauta de la modernidad en el servicio? Recuérdese que fueron las gasolineras de Petro las que iniciaron con su ejemplo, la modernización de las privadas. Si al margen de lo dicho existen más y abrumadoras razones para la venta de las gasolineras, dígannoslo y resuelvan los problemas que eventualmente puedan haber, pero no nos quiten a los usuarios de este tipo de servicio una posibilidad o alternativa que nos es de enorme trascendencia y no se le prive al Estado de tener un recurso de extraordinaria incidencia en este sector que, por otra parte, es de muy sensible connotación. Sé que este clamor es un murmullo en el desierto, pero tengo que decirlo. Peor es callar. Muy malo será si Petroecuador deja de poseer estos centros de distribución de combustibles. Malo, muy malo. ¿Comenzamos otra vez a permitir que los mejores negocios del país estén en manos del sector privado en calidad de oligopolios?  (O)

Kléver Medina Alvarado
C.C. 1702935360

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