La falacia del PIB

Los grandes analistas financieros hacen del PIB su panacea, sin embargo, esta es una medida de crecimiento que nos da una mirada miope de la realidad de un país o una región. De acuerdo a los funcionarios del caos, en sus reuniones de alto nivel en el FMI o Banco Mundial, hay una relación directamente proporcional entre el PIB y el bienestar social de una población.

Pero el PIB siempre se concentra en los estratos de la sociedad en donde se acumulan los medios de producción, descartando a la clase obrera y al lumpemproletariado. La falacia del crecimiento en el modelo neoliberal no contempla un elemento básico: la distribución de la riqueza.

¿De qué le sirve a un país hacer ingentes inversiones en infraestructura para incrementar su productividad o de qué sirve recibir una inversión extranjera privada sin precedentes, si todo eso va a generar riqueza solo a un mínimo segmento de la población, si todo esto no se traduce en una adecuada distribución de la riqueza?, que no solo significa que todas las personas tengan un ingreso similar, sino que el Estado, en función de esta riqueza, haga las inversiones necesarias en salud, educación y bienestar social para que todos los ciudadanos tengan igualdad de oportunidades para su desarrollo personal, sin importar el estrato social o la etnia a la que pertenecen. Esto es, en resumen, la esencia ideológica del socialismo del Buen Vivir.

Lcdo. Luis Miguel Córdova Soria

Telebasura

Este 24 de septiembre se realizó en Guayaquil la primera marcha en contra de la televisión basura o también llamada ‘telebasura’. La ciudadanía se manifiesta en contra de una pésima y malsana programación que no aporta en nada al desarrollo cultural e intelectual de sus televidentes.

Cada día aparecen más espacios televisivos en los cuales prima el bochinche, amoríos entre pseudofamosillos, desnudos, infidelidades y hasta puños entre quienes son parte de los mencionados talk show y franquicias criollas.

En algún momento, el Presidente, con justa razón, criticó a un conocido y muy cuestionado programa, cuya animadora de nacionalidad peruana ponía al desnudo lo peor de la sociedad con melodramas muchas veces fingidos.

Gracias al cuestionamiento, el canal que lo transmitía optó por dejar de hacerlo.

¿Por qué los organismos pertinentes no ejercen de oficio los respectivos controles y censura a tan aberrantes programas?

¿O es necesario que el Presidente vuelva a criticarlos para obtener una respuesta positiva?

Por eso, celebro con beneplácito este tipo de marchas que buscan mejorar la calidad de la programación nacional. Iniciativa ciudadana que requiere apertura de los medios de comunicación, que por asepsia televisiva no deberían solapar con su silencio este tipo de manifestaciones.

Ab. Raúl Peñafiel Tixe