China, el Presidente y la oposición
Desde hace más o menos 20 años se sentía en el orbe el crecimiento moral y económico de China y actualmente es ya una importante potencia que se pone a la par de los imperialistas de Norteamérica, que a diferencia de este, a más de ser un país con medios económicos reconocidos, es una nación generosa y solidaria. Si usted visita la ciudad de La Habana, verificará que el Gobierno chino ha donado a Cuba una centena de elegantes y cómodos buses de turismo que son bien utilizados.
Ahora cuando -a nuestro criterio- existe una crisis petrolera universal forjada por EE.UU. e Israel, con el ánimo de debilitar la economía de nuestros países (principalmente Venezuela y Ecuador) que se enrumban hacia el socialismo -todo con maldad supina, con la que gozan algunos venezolanos y ecuatorianos opositores al cambio revolucionario, que demuestran al mundo la pequeñez de alma y espíritu-, se ha hecho presente la República de China, instada por nuestros gobiernos. Esta estrategia inteligente y patriótica de Maduro y Correa va a paliar la crisis petrolera, dejando con las ‘narices largas’ a los intervencionistas y sus aliados internos enemigos del pueblo.
Los desesperados opositores gritan por internet, plazas y calles, que “estamos vendiendo nuestro país a China”, que “entregamos las Galápagos a los chinos” y algunas ridiculeces similares, con el ánimo de confundir la conciencia popular. Realmente estos insensatos, enloquecidos por la certeza de que no volverán a gobernar, toman medidas -pobres de ellos- que con los días, en vez de lastimar a los gobiernos revolucionarios, los fortificarán, porque nadie va a comulgar con hostias del tamaño de una tajada de piña.
Basta de mentiras. Siempre la verdad, aunque duela.
Arturo Santos Ditto
Respeto mutuo en las calles
La necesidad de una ciclovía en Guayaquil es un llamado que hace mucho tiempo hacen quienes viven en esta ciudad. Un llamado que fue escuchado a medias en 2012, pero que aún tiene tareas pendientes: una vía adecuada y con tramos extensos para los ciclistas, el cumplimiento de una ordenanza que regule a los ciclistas y también a los autos, además de la señalización correcta.
Si bien se necesitan ciertos puntos por cumplir de parte del Municipio de Guayaquil, también es cierto que los ciclistas deben respetar los espacios destinados para ellos. No es posible que circulen en el sentido contrario de las rutas, con el peligro de dificultar la visibilidad para los conductores.
Además, se debe considerar que son también un medio de transporte y, como tal, deben conservar sus distancias en las calles con respecto al resto de vehículos.
Rogelio Díaz