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El Telégrafo

Cartas al Director

11 de enero de 2015

La prensa independiente brasileña

A propósito de las actividades previas a la elección presidencial realizada, la prensa comercial brasilera nos ha dado cátedra de activismo político a favor de los depredadores de Latinoamérica. Ha brindado un curso completo de cómo se debe hacer oposición a un gobierno legítimo y cómo se debe defender los más caros anhelos del neoliberalismo. Nos ha propuesto un programa teatral que nos permita ver en escena la gran trama, mentirosa y fraudulenta, en contra de todo un pueblo, en este caso el brasilero, y de cómo se debe enarbolar la bandera del neocolonialismo globalizante cuando los intereses antipatriotas y personales o de grupo están en juego.

En el desempeño de la prensa comercial brasileña me pareció admirable la falta de escrúpulos y de ética de los que han hecho alarde con suficiencia envidiable en su campaña anti-Dilma. Me parece increíble la actuación de la revista que, adelantando su circulación pública, un día antes de las votaciones, haya calumniado, sin vergüenza ninguna, a la Presidenta- candidata. En realidad ya no existen límites para el manejo irresponsable de la gran influencia que los medios de comunicación comerciales ostentan en la región.

Después de esta inverosímil actuación, aunque previsible, de la prensa ‘independiente’ del Brasil no me queda más que regresar a ver a la ecuatoriana. Acá se cocinan con los mismos ingredientes en el activismo político de la prensa comercial. Cómo se ocultan noticias y se realzan otras, a conveniencia, sin el menor reparo. Las distorsiones, que van desde los conceptos democráticos hasta la invisibilidad de comentarios internacionales positivos a la gestión del Estado ecuatoriano, son el pan de cada día y de cada día son los atropellos más evidentes a la ética periodística y a nuestro derecho a ser bien informados. Ante todo esto, con esto y por esto: ¿qué dirá la SIP?

Kléver Medina Alvarado


Charlie Hebdo

¿Dónde están los límites de la libertad de expresión? Siendo específicos: ¿Dónde los límites del pensamiento crítico, fiscalizar sin aprensión aquello que parece absurdo y ser libre para examinar las aseveraciones de otros? Imaginemos un grupo de devotos, organizados alrededor de una revista satírica, que publica caricaturas de ateos y agnósticos, burlándose cómicamente de estos. La revista podría tener ilustraciones grotescas de Darwin y Einstein, parodias de Marx y Nietzsche, dibujos de Sartre y Schopenhauer. En fin, una publicación semanal con contenido crítico y burlas dirigidas hacia un grupo de personas con una clara creencia sobre la existencia de lo sobrenatural, el ateísmo. La diferencia entre el hecho ocurrido en las oficinas de Charlie Hebdo, lugar donde se asesinó a periodistas, policías y otros, y la imaginaria revista que propongo es que para el segundo caso jamás hubiese ocurrido un acto brutal y horroroso. Los límites de la libertad de expresión están donde la verdad termina y la mentira empieza. Como sugería Carl Sagan, aquellos que pregonan la existencia de lo extraordinario, están obligados a presentar evidencia extraordinaria; o, en palabras de Christopher Hitchens, “aquello que puede proponerse sin evidencia, puede ser descartado sin evidencia”. La esencia de la razón humana es cuestionarlo todo, atacar sin temor lo que bajo la luz del conocimiento legítimo es irracionalidad y superstición, esta última fuente de odio y destrucción en nuestra historia como especie.

Pablo Jarrín V.

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