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El Telégrafo

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Cartas al Director

15 de octubre de 2014

El Alcalde y la consulta popular

Las leyes existen para regular la vida. Desde que se organizaron los grupos sociales, el hombre determinó para su desenvolvimiento la creación de normas, con el fin específico de que sean respetadas; luego, con la formación de los Estados, se proyectaron cuerpos de leyes que  se les dio el nombre de ‘Constitución’, la que constituyó para el futuro la Carta Magna de una nación. En tal circunstancia, todo ciudadano e institución colegiada están en la obligación de respetar las leyes y nadie podrá contradecir a la Carta Magna. De tal manera que es obligación de la Municipalidad de Guayaquil acatar lo dispuesto por las leyes y la Constitución de la República y encargarse en su totalidad del tránsito terrestre de la ciudad. Así lo han hecho los demás municipios nacionales y nadie, absolutamente nadie, puede entrar en desacato. Si no están de acuerdo con la medida, existen maneras, también medidas constitucionales, para refutarla y solicitar su revocatoria, sin dejar de respetar tal disposición.

Si se desea una consulta popular, jamás será para que la ciudadanía opine “que sí o no se encarguen de lo dispuesto”, pues solo podría darse con la pregunta de “que sí o no se incrementen los pasajes de utilización del servicio público”. Claro que eso no implica que estemos de acuerdo con esa pregunta, ya que estimamos que no le toca al pueblo determinar sobre aquello, ya que la medida que se deberá tomar es de carácter técnico de servicio. No hay duda de que la mayoría de los ciudadanos -si así fuera- contestará por lógica de bolsillo, definitivamente, que no se incrementen los pasajes.

El mecanismo para derogar una ley estatuida es otra.

Siempre la verdad, aunque duela.

Arturo Santos Ditto
0903387132
Guayaquil-Ecuador


 

Salud para todos

Me operé de cataratas mediante facoemulsificación, a través de una pequeña incisión de tipo autosellante que posee un diámetro de 2,8 a 3,2 mm. Facoemulsificación: se realiza con una sonda ultrasónica con una aguja hueca de titanio de 0,9 mm de diámetro, la cual vibra  entre 30.000 y 60.000 veces por segundo (kHz), actuando como un cincel sobre el cristalino, fragmentándolo en partículas (facoemulsificación) que son aspiradas, después la colocación de la lente intraocular plegable. Duración de la operación: 10 minutos, con equipos de diagnóstico y quirófano de tecnología de punta.

Gracias al IESS. Hospital del Día, de la Junta de Beneficencia, a su equipo de médicos, en especial mi gratitud al Dr. Jorge Rodríguez Torres, oftalmólogo; y a la enfermera, que hicieron posible el éxito de la operación y que pueda volver a ver las maravillas de este paraíso terrenal que Dios creó para los seres humanos.

Hoy la salud está al alcance de todos los ecuatorianos, gracias a la gratuidad, establecida e impuesta por el gobierno del presidente Rafael Correa. También las futuras generaciones serán saludables y productivas. Una población enferma no produce y es un peso económico para el Estado.


Héctor García Rivera

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