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Quito, 25 de septiembre de 2014
Señor
Orlando Pérez
Editor Diario El Telégrafo
Presente.-
De mi consideración:
Por medio de la presente, pongo en su conocimiento que del artículo publicado ayer (miércoles), 24 de septiembre de 2014, cuyo título es “La especulación incide en el precio de casas’, se hace referencia a datos oficiales sobre el incremento de costos de las viviendas debido a la especulación en las ciudades de Quito y Guayaquil - a continuación el texto referente publicado-:
“... De acuerdo a un estudio publicado por la Cámara de la Industria de la Construcción (Camicon), el incremento en el costo de las viviendas ocurre debido a la especulación permanente del precio de la tierra, así como por el aumento en los materiales y en la mano de obra.
Por ejemplo, en Quito, el precio promedio del metro cuadrado para vivienda hasta agosto se ubicó en $ 920, con un valor en las construcciones de $ 99.727. Mientras que en Guayaquil fue de $1.078 y $ 124.073, respectivamente. En ambas ciudades el valor aumentó el 2% en un año”.
Al respecto, se sugiere que sobre la información de costos de vivienda en el territorio nacional se tome como fuente oficial al Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda, en vista de que los datos publicados, cuya fuente es Camicon, no son oficiales y pueden generar desinformación a la ciudadanía respecto al tema.
Agradezco su atención.
Atentamente,
Verónica Proaño
Directora de Comunicación Social
Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda
Sr. Director:
Muchos padres, por su ignorancia, son cómplices del comportamiento de sus hijos. Y si alguien les dice la verdad, como por ejemplo que su hijo consume droga, lo tildan de calumniador o mentiroso, porque desprestigia la honra, la buena conducta de su hijito (un arcángel), y terminan agrediéndolo con un vocabulario vulgar. Si la policía lo detiene infraganti, rompiendo ventanales, lanzando piedras a vehículos o hiriendo a un ciudadano, manifiestan que lo acusan de algo que su niño no es capaz de hacer y culpan a la policía de agresora y de actuar deliberadamente. Lo antes dicho es cultivo de la ignorancia de los padres, que no supieron educar y en presencia de ellos dicen mentiras o malas palabras, algo común (pan del día) en los hogares. Pero crecieron y todo eso repercutió en la actitud de los jóvenes, por eso siguen los problemas con profesores corruptos, sin conocimiento, solapando la politiquería. Si no se les aplica la ley con mano dura ellos tendrán el brasero para incendiar el país, así que para los padres no hay hijos malos.
Héctor García Rivera
CC 0900463837