Guayaquil, julio 2014

Señor
Orlando Pérez
Director diario EL TELÉGRAFO
Ciudad

De mis consideraciones:

Acogiéndonos a lo que ordena el Art. 24, de la Ley Orgánica de Comunicación, que dispone el derecho a la réplica y a su correspondiente publicación, en la misma sección y página, donde fue aludida la persona o el colectivo, me permito  aclararle algunos conceptos vertidos en el editorial, correspondiente al 30 de julio del presente año, en el diario de su dirección, que afectan la honra y buena reputación de la Unión Nacional de Periodistas (UNP).

El editorial, asegura, entre otras afirmaciones infundadas y ofensivas, que, en 40 años, la UNP “nunca hizo nada ‘decente’ por hacer respetar la profesionalización de los periodistas”. Precisar estas  aseveraciones es ofender y desconocer la historia de la comunicación social y de las relaciones laborales de los periodistas con los dueños de los medios. La UNP, que fue fundada en 1946, tiene una larga lista de acciones en defensa de los periodistas. En 1975, en plena dictadura militar, logró, gracias a sus luchas, que por primera  vez, en la historia del país, se decrete la Ley de Defensa Profesional del Periodista, que creó -además- los Colegios de Periodistas y la Federación Nacional de Periodistas (Fenape), organismos encargados en vigilar la aplicación de la ley. Por esta norma los dueños de los medios se vieron sometidos a pagar un salario regulado y a contratar a profesionales de la Comunicación Social. Desde luego, y con el tiempo, los dueños de los medios de comunicación social desconocieron la ley y no respetaron el sueldo fijado para los periodistas.

Además, debo informarle que la UNP está presente en 21 provincias del Ecuador, con sus propios directorios. Lanzar epítetos con ventilador, contra todo el sistema UNP, por agraviar a un dirigente de una provincia, en este caso Pichincha, por el solo hecho que ese dirigente, en su pleno derecho como ecuatoriano y como periodista, disiente de algunas acciones del Gobierno, no es óbice para calificarnos, a toda la UNP, de ser indecentes y que deberíamos “sentir vergüenza”.

Cuando se inició el proyecto de la actual LOC, la UNP, en este caso del Guayas, iniciamos una campaña de apoyo, particularmente en la parte que se garantizaba la profesionalización de los comunicadores sociales. No estuvimos de acuerdo en el mecanismo para el nombramiento del Superintendente de la Información, porque en la práctica era nombrado por el Ejecutivo, lo que lo convertía en juez y parte, en los asuntos que deberá resolver el Superintendente. Todo esto no es “jugar perversamente y políticamente con este tema”. Es una posición que creemos, que en un régimen de derecho hay que respetarlo, más aún en un medio de comunicación de tanto prestigio como lo es diario EL TELÉGRAFO, Decano de la Prensa Nacional.

Es larga la lista de acciones positivas que la UNP y sus dirigentes han llevado a cabo, no solo en defensa de los comunicadores sociales y periodistas, sino también en defensa de las libertades democráticas, cuando las sucesivas dictaduras militares y gobiernos civiles que rompían la constitución vulneraban ese derecho.

Recientemente, en Guayaquil, realizamos un plantón, en la plaza Rocafuerte, de rechazo a la agresión israelí en contra de los palestinos. Con ocasión de cumplirse el aniversario del natalicio del Libertador Simón Bolívar, en este mes de julio, de la fundación de Guayaquil y del Asalto al Cuartel Moncada, que dio inicio a la Revolución Cubana, la UNP, en Guayaquil, inauguró un conversatorio sobre la Unidad de la América Latina, ninguno de estos actos fueron motivo de noticias de EL TELÉGRAFO. Como casi nunca ustedes cubren las actividades que ejecutamos, siempre en defensa de los periodistas y de la libertad de expresión, quizás ese es el  motivo que los ha llevado a escribir un editorial tan denigrante para la entidad, que en la actualidad me honro en presidir en Guayaquil, como lo es la UNP.

Del señor Director

Lcdo. Juan Centurión Onofre