Quito, 11 de julio de 2014

Señor

DIRECTOR DE DIARIO EL TELÉGRAFO

En su despacho.-

Por la presente me permito remitir el texto de una carta que contiene un fragmento del sentir de un ciudadano que palpa las realidades de su ciudad y de su país y que desea compartirlas con los demás para propender a la consecución de mejores días y una vida más justa y digna para todo nuestro país, haciéndonos eco del pedido gubernamental de que “ ... si mejoramos nuestro espacio de 5 pasos a la redonda, mejoramos el país”.

CUENTO DE NUNCA ACABAR

Quienes vivimos en Quito y requerimos todos los días del servicio de transporte público vemos a diario que la realidad supera a la ficción y que las falencias del sistema están ahí, a diario, con presencia más profunda cada día, a pesar de que la Ley del Transporte, sus reglamentos y las autoridades nos quieran hacer pensar que sus normas apuntan a un mejoramiento sustancial del servicio. Me voy remitir a un caso de todos los días, que no encuentra solución, a pesar de parecer tan simple de corregir y superar. En las paradas de la Ecovía y Trole se experimenta una sensación de total desamparo por parte de los ciudadanos que demandan el servicio y que se someten a las disposiciones de hacer fila, de manera ‘ordenada’ para esperar las unidades que cada 5 minutos deberían estar recogiendo a los pasajeros en los respectivos andenes de salida para realizar los recorridos respectivos. Mientras esperamos, los usuarios que hacemos la fila percibimos la falta de suficientes guardias de seguridad o personal especializado del Municipio, debidamente entrenado y con una consigna firme, que se encargue de poner orden en las respectivas columnas que se forman para embarcar en las unidades de transporte, evitando de esta manera que muchos usuarios, ‘vivísimos y vivísimas’ personas que se bajan de los alimentadores, pasen a ocupar los primeros puestos de la columna, so pretexto, pienso yo, de creer que su tiempo vale más que el mío y el de todos los otros pobres tontos que se dignaron en llegar 5 minutos más temprano que ellos para ocupar el lugar en el que están, o simplemente no permitirles que desordenen la fila, lo que molesta a quienes ya estamos encolumnados. Es de ver cómo se da esta manifestación de la ‘viveza criolla’ a diario en todos estos sitios, demostrando la poca predisposición y cultura que tenemos los ecuatorianos por respetar el orden establecido, la disciplina, el sentido común, y de que no somos capaces de autoeducarnos para conseguir mejores resultados en el convivir social. Esta situación se multiplica alarmantemente en las horas pico y en casi todas las paradas del sistema a lo largo del día, lo cual complica la prestación de un servicio digno, eficiente y eficaz que todo municipio debe pretender, pues si le sumamos a este caso los otros problemas de hacinamiento en paradas y buses, falta de unidades, inseguridad, estamos frente a un ‘megaproblema’ que tarde o temprano puede ocasionar nefastos resultados para la ciudad.

Por favor autoridades, tomen correctivos al respecto con imaginación y con responsabilidad, el quiteño y quiteña de bien se los agradecerá y los otros tendrán que aprender. Y así ganaremos todos.

Lcdo. Pedro Lazo

C.C. 170715112-0