Guayaquil, 29 de julio de 2011
Señor Director Lic. Edwin Ulloa
Director de El Telégrafo.-
Con mucha satisfacción he podido leer las últimas ediciones dominicales de su prestigioso diario. Reconozco un importante avance profesional y también un esfuerzo periodístico muy responsable, a diferencia de lo que está ocurriendo con otros periódicos que se han dedicado con mucho afán a hacer oposición y no información para un público distinto.
En especial quisiera felicitar por las historias humanas que se han publicado, como la de la desaparición de la joven Verónica Orbe, que nos demuestra que la inseguridad no es un problema de ahora y que cuando los reportajes nos muestran esa realidad luchamos contra seres humanos que no les importa el gobierno que esté con tal de satisfacer sus apetitos y maldades personales.
De un tiempo a esta parte compro con religiosidad la edición dominical, pero no dejo de leer los demás días, pues encuentro información equilibrada, mucho más objetiva de lo que escucho y veo en la radio y en la televisión. Y no los culpo, pues a veces esos canales y radios repiten lo que publican los periódicos opositores.
Solo quisiera recomendar que haya más reportajes sobre lo que ocurre en las poblaciones alejadas de nuestras ciudades. Allí hay muchos problemas y realidades no conocidas por la gente de la capital o de Guayaquil. Por ejemplo, sería muy bueno que nos contaran qué hacen en las parroquias rurales los profesores y médicos que hacen sus pasantías y años finales, pues ellos aportan valiosa ayuda, pero no son reconocidos por nadie.
Si los demás periódicos se encantan con hablar mal del Gobierno, yo quisiera que El Telégrafo nos mostara todo lo que ha hecho el presidente Rafael Correa por las comunidades y poblados a donde nunca antes un presidente llegó.
Igualmente les recomendaría tener más información de lo que hacen las entidades estatales y los alcaldes para conocer dónde podemos acudir para resolver nuestros problemas. Muchos alcaldes no informan de lo que hacen y apenas sabemos, cuando nos ocurre una desgracia, de los beneficios que podemos obtener en esas entidades.
Por todo lo anterior le agradezco profundamente publicar esta carta que servirá de testimonio de mi reconocimiento a la labor que ustedes realizan y que debe ser muy esforzada frente a una competencia fuerte .
Espero también que publiquen las otras cartas que mandan amigos y conciudadanos, pues a veces no las publican inmediatamente.
Aurelio Mera, Sangolquí