Sr. Director
A propósito de las últimas Olimpiadas, donde de lo que menos se trató fue el calentamiento global, tanto en la inauguración como en la clausura, el absurdo de descomunales diferencias entre cantidad y calidad. Nuestro país, rico en recursos humanos y naturales, no puede salir de la pobreza, todavía hay miseria. Se destacan los esfuerzos del Presidente por bajar estos índices.
Aquí se dan verdaderas Olimpiadas, verdaderas competencias de subsistencia, donde un padre, una madre, salen a crueles lides en las calles, con la única meta de conseguir dinero para sostener a sus familias, llevar alimentos. Esas son las marcas, los récords. No pueden abandonar las competencias, porque sus hijos o comen o comen. Está prohibido perder.
Su pódium es ver a sus hijos graduados, con profesiones, con títulos. Recién han conseguido medallas, han roto marcas y se han ganado medallas de corazón, el amor de sus hijos. Las canchas, las pistas, son las calles vendiendo frutas, periódicos, caramelos, lotería, chocolate con pan, huevos duros, en esas frías y peligrosas mañanas.
“Empleadas domésticas”, verdaderamente atletas de excelente nivel. Albañiles que son magos, su medalla: el beso y abrazo de sus hijos. Hogares donde cunde el temor de que sus padres no hayan conseguido ganar las competencias, las medallas y no puedan llevar el sustento diario, mientras hay hogares donde las mascotas llevan vida de reyes. Sinceramente ustedes se llevan todas las marcas, todas las medallas. De corazón, son los verdaderos campeones olímpicos.
Luis Mora Torres
C.C. 1704413499