Señor licenciado
Orlando Pérez
Director del diario
El Telégrafo
Señor Director:
Una vez más, Quito -nuestra capital- ha ratificado su calidad de “Luz de América”, el 10 de agosto del presente año; después del informe que con tanta brillantez lo expusiera el señor presidente Rafael Correa al país. Millones de ecuatorianos tuvimos la oportunidad de asistir a una cátedra de excelencia política, cívica e histórica que no solamente nos dio a conocer los avances y logros de la Revolución Ciudadana, en educación, salud, obra pública, asistencia social y más; sino que, lo más importante, concienciamos que por primera vez desde la Revolución Liberal nuestro Ecuador hoy tiene un líder cuyo liderazgo esta traspasando las fronteras de la patria.
Los ecuatorianos, con mucho orgullo y hasta con lágrimas de emoción profunda, aplaudimos con gran satisfacción plenamente que un joven profesional, no solo con una inteligencia privilegiada, sino -además- con un profundo amor a su pueblo, está tratando de sacar al país del subdesarrollo en el que ha vivido siempre porque debemos reconocer que ningún gobierno anterior supo aprovechar los recursos en favor del verdadero pueblo ecuatoriano y por eso no podíamos salir de nuestra calidad de país tercermundista.
Si hacemos un análisis objetivo de cada gobierno que tomó las riendas del poder político de Ecuador, las cifras son solo negativas para los marginados de siempre, y no solo para ellos, sino para las clases medias, para los profesionales, el magisterio, los artesanos, los intelectuales, porque antes se tomaba en cuenta primero al capital y no al ser humano como objetivo primordial del desarrollo, como ocurre hoy.
Los ecuatorianos estamos plenamente conscientes de que la Revolución Ciudadana debe continuar su marcha, de ahí que hago un llamado a mis compatriotas, como mujer preocupada del acontecer nacional del día a día, como madre, como ecuatoriana que ama profundamente a su patria, para que todos reflexionemos en el porvenir de nuestra gente, de nuestros hijos y nunca más caigamos en el juego de una oposición ciega, de doble moral, y lo que es peor, que llora sus frustraciones ante organismos internacionales, traicionando así a nuestra patria y desconociendo la soberanía ecuatoriana. Tampoco nos dejemos engañar por aquella prensa llamada “independiente”, que ciertamente se ha convertido en cómplice de la clase política resentida, amargada porque se le terminaron los abusos de poder.
Con los sentimientos de civismo y de orgullo nacional continuemos en la fe de que Rafael Correa, una vez más, ganará en las urnas con el apoyo mayoritario del pueblo, junto con nuestro Vicepresidente -ser extraordinario de nobleza y sensibilidad únicas-, porque el Ecuador se lo pide, que continúe con su labor humanista inigualable sin precedentes.
Gracias, señor Director
Guadalupe de Terán