Ecuador en la mira
Señor director:
Adquirí en un puesto de periódicos el excelente libro Ecuador en la mira, de Eirik Vold. Todas las afirmaciones están respaldadas por copias de los documentos enviados por la embajada de Estados Unidos en Quito a Washington. Rafael Correa y Ecuador están en la mira de EE.UU. desde 2006, antes de asumir su primer mandato el presidente. Claro, antes también intervenían a los gobiernos para subirlos o bajarlos. Lo triste del libro y sus revelaciones es ver cómo nos manipulan e intervienen descaradamente con la complicidad de unas elites apátridas y desenfrenadas por el poder y el dinero. Vemos cómo las cámaras de la producción, tanto de la Sierra como de la Costa, apoyadas por los medios de comunicación mercantilistas y políticos, se oponen al cambio para
favorecer a los más desposeídos.
Resumamos: unas elites económicas y políticas corruptas, unas Fuerzas Armadas politizadas, una iglesia indolente, una clase media conservadora y neoliberal y los intereses geopolíticos y económicos de EE.UU. y sus multinacionales, todos contra un joven soñador y muy preparado, lleno de sueños de justicia y cambio. Al lado de él un grupo de jóvenes igualmente soñadores que lo acompañaron en busca de esa quimera.
‘En la mira’ nos narra paso a paso lo que se intentó desde EE.UU. y desde dentro de Ecuador para frenar el cambio, se llegó a manipular a la policía para propiciar el 30S que casi le costó la vida a Rafael Correa, pero que dejó 11 personas muertas y casi 200 heridos.
Es interesante ver la labor de Guillermo Lasso como coordinador de los grupos de poder para detener a Correa, al costo que fuera.
Pienso, señor director, que falta difusión de este excelente libro que se lee como una novela de acción; lástima que sean hechos reales. Yo compraré dos docenas para regalar a mis amigos y enviarles a algunos columnistas de los medios mercantilistas para que si los leen les moleste la conciencia, si es que la tienen.
Gracias por su atención. (O)
Manuel Buendía Vásquez.
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Astérix en Europa
La carrera por la presidencia de Francia se ha vuelto emocionante, por lo tanto, preocupante; la corrupción persigue a François Fillon y a Marine Le Pen, mientras que la sombra rusa intentará complicar al socioliberal Emmanuel Macron. Las encuestas insisten en el triunfo del Frente Nacional en primera vuelta y en su derrota en el balotaje; no está claro aún con cuál contendiente. De todos modos, aunque el triunfo de Marine Le Pen se vislumbra difícil, no es imposible. La victoria holgada de Jacques Chirac sobre Jean-Marie Le Pen en 2002 ya no sirve tanto como referencia; factores como el contexto internacional y asuntos internos están cambiando rápidamente el mapa social y político. Así, con el Partido Socialista en crisis y la centroderecha apenas resistiendo, la ultraderecha se eleva como nunca. El triunfo de Le Pen sería un coqueteo con el olvido de las modernas luces y de la vergüenza de Dreyfus o Vichy; el viejo chauvinismo de aldea gala que se encandila con el dorado trote de Juana de Arco puede darle una estocada fatal a Europa. (O)
Augusto Manzanal Ciancaglini