Resulta paradójico, pero un premio Nobel de la Paz, Barack Obama (presidente de los Estados Unidos), está a un paso -o a una firma, mejor dicho- de comenzar -quizás- la más peligrosa intervención militar de los últimos años. Y el peligro radica no tanto en el gobierno al que se quiere atacar (el de Siria, el de Bashar al-Assad), sino por la reacción mundial y, sobre todo, de las grandes potencias, con respecto a la posición de los Estados Unidos.
Al parecer, a la Casa Blanca ya no le importa lo que diga la ONU o la opinión internacional. Y es que Obama lo ha dejado muy en claro: su decisión (la de atacar) la tomará, así la ONU diga que Al-Assad no haya utilizado armas químicas (que es la excusa puesta por el imperio para atacar).
Ante la pretendida ofensiva, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, salió al paso y ha dicho que defenderá a Siria. La mayor parte de los países del G20 se ha opuesto a una intervención militar. El papa Francisco ha denunciado que el mundo no soportará una guerra más. El Parlamento británico no le ha dado permiso a Cameron para acompañar a Obama en esta aventura belicista... En fin, Estados Unidos, al parecer, no escucha a nadie... Solo quiere mantener su ya tradicional comportamiento belicista. Esta vez, liderados por un Nobel de la Paz.
Vicente Páez
Guayaquil