Con todo respeto, confieso públicamente que no siempre he sido un católico ortodoxo, pues muchas veces he titubeado de la Iglesia como institución terrenal debido a quienes, con su mala conducta, han defraudado la fe, pero he retornado al redil convencido de que el credo no es responsable del mal proceder humano y que los buenos creyentes son más.
Ahora que Su Santidad nos comprende por haber nacido en el seno de nuestro continente y se ha convertido en voz propia para expresar los sentimientos y esperanzas de este pueblo, sabiendo -además- que conoce cómo son los grupos de presión políticos y económicos de la región, me permito dirigirme a Francisco para destacar que Ecuador vive una etapa muy singular, pues existe un proceso de cambio que trata de desterrar un pasado siniestro que se caracterizaba por el caos y la anarquía social, evasión de impuestos, contrabando, caos en la salud y educación.
Sé que como pastor universal no puede banderizarse con nadie, pero tampoco puede permanecer indiferente ante la injusticia que se trata de cometer contra un pueblo que ha dicho basta a la descomposición social y política.
Jorge Chambers Hidalgo
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