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El Telégrafo

Camino al Socialismo del Buen Vivir

03 de enero de 2015

Se entiende por cultura a las diversas formas de comportamientos y costumbres que una sociedad ha aceptado como prácticas habituales. Los grupos de poder siempre han defendido el statu quo porque, al dominar los varios tipos de gobierno, han podido controlar al Estado, manteniendo las relaciones de poder para su exclusivo beneficio.

Esta imposición cultural, llena de antivalores, direcciona las decisiones de la Administración Pública solo a favor de sus intereses de clase y en desmedro de las grandes mayorías excluidas, razón que ha originado las diferencias de clases sociales. Por tal motivo, el hombre y la mujer común necesitan reflexionar sobre su rol dentro de la política. Tener presencia y participación de forma directa, activa, masiva y fundamentalmente propositiva se convierte en el contrapeso ciudadano para la conducción del Estado, mediante el gobierno del poder popular que cambie, fundamentalmente, esas relaciones de poder y dé vida a una democracia real, directa y participativa.

La acumulación de bienes y servicios nos ha deshumanizado tanto hasta olvidarnos de que dentro de la Madre Naturaleza somos una de sus especies, la especie humana. Hemos hecho una diferenciación errada e individualista, porque nuestro horizonte solo busca conseguir comodidades a la par del maquiavélico consumismo y según el avance tecnológico.

Ese individualismo hace que nuestro comportamiento actual no piense en colectivo, y es la anticultura globalizada e impuesta por el modo de producción capitalista en donde un ser humano es considerado también como una máquina de propiedad de otro ser humano, es decir, una esclavitud moderna. La gente necesita creer en sí misma para que, con la presencia de más líderes y lideresas, contribuyamos a modificar la superestructura social del Estado, en especial en lo cultural, con cosas tan simples pero tan importantes, como mantener relaciones de respeto intrafamiliares, sin violencia, la buena vecindad y, en general, mantener toda relación armoniosa entre individuos, cuidando a nuestra naturaleza.

El Ecuador de nuestros días ha evolucionado a una cultura de la exigencia de derechos, siendo necesario que no nos estanquemos y podamos  convertirnos en una sociedad que asuma sus responsabilidades y proponga soluciones. Tener una condición empobrecida no justifica asumir una postura asocial o desinteresada. El trabajo colectivo permite ir asumiendo responsabilidades para el desarrollo del grupo humano. El camino al Socialismo del Buen Vivir comienza cambiando nuestro pensamiento individual, con una actitud positiva, desarrollando alternativas de trabajo con asociatividad y con el cooperativismo productivo; con alegría y practicando valores en nuestros actos diarios, como la solidaridad, honestidad, responsabilidad social, entre otros.

Las y los ciudadanos debemos entender y asumir una corriente política e ideológica, para contribuir con sugerencias de mejora de la administración del Estado y ayudar en la lucha contra la corrupción, mediante la contraloría social. No debemos seguir a personas, debemos respaldar procesos como el que estamos viviendo, para que no se detenga, se autodepure y edifique la estructura social del Estado, definiendo medios o factores de producción que giren alrededor de las relaciones mancomunadas entre seres humanos y naturaleza, estableciendo así el modo de producción socialista del Buen Vivir. Es decir, que el capital solo gire alrededor del ser humano y el ser humano sea el fin de la economía y no el dinero.

Un abrazo fuerte y revolucionario del autor,

Ing. Rodrigo Contero Mejía

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