Soy empleado bancario, y desde que este gobierno acertadamente eliminó la tercerización, me he beneficiado anualmente de las utilidades generadas por la institución financiera donde laboro. Ahora, quienes discrepan con este Gobierno y a quien lo preside, en son de burla y como queriendo agraviar mi afinidad política, me cuestionan diciendo: “Ahora que te tocaron el bolsillo, ¿qué dices de tu Correa?”. Esto en clara alusión al proyecto gubernamental que financiaría el aumento el bono de desarrollo humano con los excedentes de las utilidades generadas por la banca.
Yo les contesto: Pienso igual, y al contrario, por dicha iniciativa creo aún más en este proyecto político de cambio que impulsa el actual régimen. Que me siento complacido al saber que dichos recursos serán destinados a suplir en algo las necesidades económicas de una madre soltera, un discapacitado o un anciano. El bono no es dádiva, es compensación económica; el bono no es populismo, es humanismo; el bono no es arrebato político o electoral, esto es socialismo del siglo XXI. Debemos relegar el interés particular por el general.
Como empleados bancarios no debemos alarmarnos por la posible merma de las utilidades que estuvimos acostumbrados a recibir cada mes de abril. Lo que deberíamos hacer es exigir a nuestros patronos salarios dignos, acordes a la capacidad y al aporte individual que brindamos con nuestros modestos servicios. Asumo con valentía la opinión vertida en este diario y las consecuencias laborales que podría acarrear.
Ab. Raúl Marcelo Peñafiel Tixe
C.C. 0919178905
Guayaquil-Ecuador