No llama la atención a nadie el hecho de que medios de comunicación escritos e “independientes” posean una línea editorial alineada a sus intereses y a una marcada tendencia a transformar la domesticación pública en una clara ventaja competitiva para hacer más redituables sus negocios privados.

Son tan sesgadas las “pantallas” que presentan al público que yo no sabía si reír o llorar al ver, el 11 de agosto, en primera plana de un diario capitalino y en cuarto de página, la foto de un medallista olímpico colombiano en lugar del informe presidencial. Tamaña grosería para el ecuatoriano común y corriente, sea o no partidario del actual Gobierno.

El hecho descrito, paradigmático y definitivamente carente de ética, ha sido de consumo cotidiano del público ecuatoriano que, con una venda en los ojos, no distinguía a los que abusaron, durante décadas, de su ingenuidad e ignorancia.

Me incluyo, no teníamos la más ligera idea de los intereses que se jugaban todos los días, en las noticias políticas y económicas que consumíamos y en las actividades “patrióticas” que los escogidos para gobernar realizaban a nuestro nombre y para nuestro perjuicio.

La gran tarea nacional es conocer para asumir responsabilidades en cualquiera de los planos en los que nos desenvolvamos. La meta nacional será conocer más y mejor nuestra historia para no caer en lo mismo, despertar la memoria social y consolidar los nuevos paradigmas que se han establecido en la vivencia popular y, por último, abrir nuevas rutas que la legitimidad y legalidad nos lo permitan para desterrar de nuestra rutina de vida la basura acumulada en la puerta hogareña mientras dormíamos. Es imprescindible despertar. Es deber moral avanzar.

Kléver Medina Alvarado
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