Señor Director de Diario El Telégrafo
Lo ocurrido el pasado martes al presidente de Bolivia, Evo Morales, es una muestra más de que aún existen sectores en el primer mundo que creen que aún pueden tratar a naciones de Sudamérica como su “patrio trasero”.
Es inaudito que el mandatario de una nación soberana haya sido expuesto a semejante riesgo por la paranoia del imperio que, en su cada vez más frenética búsqueda de Edward Snowden, está faltando a la diplomacia en todo el mundo.
A eso hay que sumarle los grandes problemas que ahora tiene la Casa Blanca con distintos países por sus redes de espionaje.
Sin duda alguna, lo ocurrido en estos días con el gobernante de Bolivia es la gota que colmó el vaso y constituye un atropello, no solo a un país digno como lo es Bolivia, sino a toda una región.
Se conoce a esta hora que hoy está previsto que la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) se reúna para rechazar lo ocurrido.
Espero que se dé la reacción más firme posible para que este tipo de atropellos no se repita en una era en la que el colonialismo ya “pasó de moda”.
Vicente Páez
Guayaquil