Es grotesco que Estados Unidos otorgue asilo a Emilio Palacio, como una respuesta a lo que Ecuador hiciera con el caso de Julian Assange. Las distancias son claras. El ex articulista de diario El Universo no pasa de un injuriador y escritor de baja calidad.
Julian Assange, en cambio, es un activista ejemplar. No cabe duda, denunciar violaciones al derecho a la vida, en franca oposición con la política de seguridad militarista de Estados Unidos, implica e implicará correr riesgos.
La tonta derecha ecuatoriana cree que con confusiones sobre los derechos humanos y la libertad de expresión logrará impactar a la ciudadanía y obtener réditos electorales en febrero de 2013.
César Montúfar y Guillermo Lasso se contentarían con ser rodapié de un imperio en creciente crisis y, por eso, cada vez más autoritario y protagonista de etnocidios.
La ciudadanía ecuatoriana ha madurado y no permitirá retornos a gobiernos de indignidad nacional, de entreguismo y complicidad con las masacres que caracterizan al imperialismo gringo.
Luis Herrera
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