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El Telégrafo

Asamblea en tiempos de cólera

30 de julio de 2015

Tres damas, mujeres casadas al frente de la Asamblea Nacional, insultadas, vilipendiadas, cuestionadas, no solo en su capacidad intelectual, también en su honradez profesional. Afirman que les quedaron muy grandes esos puestos. Que no saben manejar los tiempos en la Asamblea. Pregunta: ¿qué tiempos?

Siempre que he oído denigrar a una dama, de estos que se creen consagrados, me ha dado asco.

Estos personajes añoran esos tiempos felices del llamado Congreso de los honorables diputados. Enumeremos esas bellas palabras que solo se oyen en los escándalos pueblerinos, ese vocabulario soez, el puñetazo a mansalva, la patada voladora, el insulto a la madre, el insulto a las esposas de los mismísimos honorables. Cómo olvidar la pelea entre un diputado por la provincia de Pichincha y un diputado por la provincia del Guayas, que por respeto no doy los nombres. Eso es lo que añoran estos enemigos del Gobierno.

En un grupo colegiado debe haber debate, se debe conversar, se debe dialogar, es parte de los seres humanos. Los grandes científicos dicen que nos diferenciamos de los animales solo porque tenemos cerebro. Yo creo que debe ser al revés, que los animales deben tener cerebro; nosotros, los seres humanos, no debíamos haber nacido con uñas, sino con garras.

¿Qué se dice de la Presidenta de la Asamblea Nacional?, ¿qué es lo que cuestionan estos iluminados del saber? Que a duras penas es bachiller. Me contento con que sea bachiller y que no se haya graduado en la Universidad Cooperativa de Colombia. ¿O acaso se han olvidado estos aristócratas? Eso sí que era para vergüenza.

De las tres damas, dicen que son sumisas, que son borregas, que hacen lo que el Presidente ordena. Señores, el Presidente es el líder de Alianza PAIS, sería ilógico que los asambleístas que pertenecen al bloque voten junto a la oposición y no poder avanzar en la revolución.

Leyendo un poquito al conde Gobineau sobre la desigualdad de las razas humanas, no encuentro la raza a la que pertenecen ustedes. Con la venia del Conde, yo diría que ustedes son una raza de serpientes. Yo no conozco nada más bajo que los odiadores del triunfo ajeno.

Respecto de las tres damas, tengo que decir: Sigan adelante. ¡Hasta la victoria siempre!


Atentamente

lvio Genaro Villena Sánchez

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