Todos los tenemos y hasta los cuidamos, pero hay unos peligrosos que nos pueden causar la muerte, y aquellos sí que son secretos. En Argentina, Óscar Centeno, chofer de Roberto Baratta, testaferro de los Kirchner, se entretenía apuntando días, horas, direcciones, nombres y apodos de aquellos a los que entregaba las coimas de las empresas constructoras beneficiarias de Kirchner.
La revelación de estos cuadernos fue la perdición de la viuda, que no va a la cárcel por su inmunidad parlamentaria. En Ecuador, Pamela Martínez, exjueza mimada de Correa, escribió solo uno, que fue suficiente para dictarle prisión preventiva y sacarle información que sería premiada con reducción de la pena.
Razón tiene Martínez para temer por su vida. Sus declaraciones con precisiones similares a las de Centeno, son la tumba de toda la mafia que gobernó la última década instaurando una bien planificada política de silencio, desdén a las denuncias, ataques a los denunciantes, persecución y hasta muertes.
Los mafiosos tenían asegurada su inmunidad a la brava y hasta hoy exhiben sus arrestos siendo agresivos y altaneros. Mucho dinero se robaron, por ello el desenlace es lógico y nos obliga a pensar que hay que gobernar con gente honrada. (O)
Dr. Carlos Mosquera Benalcázar