Desde que estoy viviendo en Quito estoy leyendo con denuedo sus columnas con mucha alegría y satisfacción. Fui coordinador del Comité de Comunicación de PAIS en la provincia de Santa Elena de la última campaña de reelección presidencial; y aún sigo en la línea filosófica de nuestro Presidente de la República, aunque ya no activo políticamente, por mis ocupaciones laborales. Sobre el tema en cuestión -ayer- de la primera sección pág. 4, me gustaría comentar.
Debido a mis frecuentes viajes de ida y vuelta desde nuestra capital a la provincia de Santa Elena los usuarios de Trans-Esmeraldas sí nos hemos visto con ‘desajustes’ en lo que se refiere al tema de EL TELÉGRAFO, y a la metodología técnica. Por ejemplo, nosotros viajamos 12 horas en la ruta que manifiesto, pero las unidades no presentan la comodidad necesaria para ese tiempo de desplazamiento, tal como he experimentado en las regulaciones de transportes interdepartamentales (el equivalente a interprovinciales) en nuestros países vecinos, como Colombia, Perú (y mis amigos que han ido a Chile y Venezuela comentan que allá también existen esas regulaciones). Simplificando: los pasajeros viajamos de forma ‘estrecha’ en las unidades y los asientos apenas se reclinan, lo que sí es una molestia y tema asistencia técnica de parte de la ANT. He sabido que cuando compran las unidades, después de las revisiones, les aumentan una o dos filas de asientos para meter más pasajeros, sin importar la comodidad de los usuarios.
El aire acondicionado, muchas veces, también es motivo de conflicto entre usuarios, choferes y oficiales. Entendemos que el uso de este servicio es obligado en las unidades, sin embargo, no lo encienden como es debido y cuando pedimos que se lo haga, la tripulación desafía a los usuarios a que los denunciemos con quienes queramos porque saben que nadie tiene tiempo para andar con ‘trámites’ de esta naturaleza.
Además, vale la pena aprovechar este monólogo, ya que son algunas las veces que subimos a las unidades pulcras por fuera, pero con un olor insoportable por dentro, sobre todo cuando nos tocan los asientos junto al baño, y cuando les hablamos a los conductores, se ponen groseros y les ponen sustancias químicas al baño, condenando a los usuarios a viajar obligadamente toda la noche en condiciones terribles.
¿Quién es realmente responsable de vigilar y controlar estas irregularidades para que, según sus condiciones, no se les dé el permiso de salida?
¿Qué garantías recibimos los pasajeros ante la ‘metodología técnica’ que implementa la ANT con respecto a la comodidad de los asientos?
Sobre el tema del plan piloto del sistema de recaudación electrónico que presentó problemas iniciales por cuestiones que ya deben Uds. estar al tanto, hubo una sociabilización inadecuada. Cuando los usuarios reclamaron por todas las ‘incidencias críticas’ del plan, como: la falta de cupo para las recargas, la falta de ‘suelto’ para quienes iban a recargar sus tarjetas a los lugares establecidos y etc.; ¿de qué se agarraron los participantes del plan piloto para evadir las responsabilidades? Empezaron a hacer una réplica horrible en contra del Gobierno respondiendo a los usuarios: “Vayan a reclamarle al presidente Correa, él es quien tiene la culpa de todo esto que se nos está imponiendo”.
Entonces, yo me pregunto: ¿Cómo se puede poner a trabajar en este ámbito a personas tan desleales con el desarrollo y crecimiento de nuestro país? ¿O no se las capacitó debidamente? ¿O los que dirigieron el plan piloto no supieron sociabilizarlo con los mandos medios o con quienes correspondía?
Estos fenómenos debemos tratarlos así como con tacto, con mucha previsión, para no ser víctimas de la improvisación y evitar luego la falta de respeto a nuestro líder y a la implementación de su proyecto social.
Jimmy Antonio Idrovo Soriano
