Basta con escuchar los criterios “moderados” de los ministros de Hidrocarburos y Finanzas sobre cómo encontraron los ministerios, para entender la gravedad de los atracos alcahueteados por Rafael Correa. Espeluzna -por decir lo menos- la cuantía de los delitos que los cálculos más piadosos sitúan en $ 80.000 millones, vale decir tres períodos fiscales.
El Dr. Julio César Trujillo ha dicho que en todos los ámbitos investigados por el Consejo de Participación existe corrupción, empezando por la justicia, donde el presidente de la Judicatura será enjuiciado, pero las cifras de detenidos no cuadran con la realidad y a lo más dos o tres peces gordos guardan prisión. Y no conocemos que hayan devuelto un centavo de lo apropiado.
Un abuso de semejante magnitud pasa a ser policial y en las crónicas diarias solo conocemos los alias de un montón de pícaros: Alias “Timochenko”, “Cuco”, “Muñeco”, “Guacho”, “Popeye”, “Cholo Iván”, etc. Al momento, cuando el Presidente ha declarado la guerra a los corruptos, no hay para qué andarse con contemplaciones y hay que investigar a alias Mashi, que figura en todas las sospechas, pero vive feliz en Europa burlándose -con muecas incluidas- de los investigadores que anonadados escuchan que el sospechoso no sabe nada de nada.
Mientras el jefe de la banda ande libre por el mundo gastándose nuestra plata y felicitando a Maduro, los ciudadanos entenderemos que en el país no hay justicia y que se sigue encubriendo el robo al puro estilo Alianza PAIS. (O)
Dr. Carlos Mosquera Benalcázar