Su rostro es humilde, su forma de expresarse es simple y vacilante, acorde con su escasa cultura. No se advierte en él el don de mando, las facciones y la rudeza del narco opulento que manda a matar sin escrúpulos o mata él mismo.
Más parece el recadero oficial de los potentes carteles que operan en la frontera Ecuador Colombia y la carne de cañón ideal para sacrificarlo cuando el estado de las cosas se complique.
Él está para instalar bombas caseras y advertir a los vecinos que a tal hora explotarán y se corran, o a tratar de volar una torre de electricidad que solo resulte torcida. La orden de ejecución de los periodistas fue dada por ellos y no por el “Guacho” que al final es hasta paisano.
Alias “Guacho” es como esos juguetes que los guaguas botan a la basura cuando se les salen las ruedas. (O)
Dr. Carlos Mosquera Benalcázar