El 20 de septiembre se publicó la carta: ‘Lo que me dijo mi vecino y amigo el jubilado…’. Al final, él manifestó: “Otro día seguiremos conversando sobre estudios, títulos y otras odiosas pero necesarias comparaciones”. Por eso, un par de días después, continuó: “Vea vecino… no sé si usted sabía, pero a más de mi título de tercer nivel, yo tengo un posgrado en la Universidad de Chile”. Luego él me conversó de sus experiencias de trabajo y que, con esfuerzo, llegó a ser director en algunas instituciones. Además… que por su trabajo en el exterior tuvo que aprender inglés y francés.
En resumen, concluyó: “…vecino, no hice fortuna, pero gané lo necesario para vivir decentemente y por eso también aporté bastante al IESS”. “No se olvide vecino -señaló- que todo eso fue en más de 54 años de trabajo. Ellos, los militares, tienen sus méritos, sus riesgos de trabajo, pero… ¿será justo que sus pensiones sean dos, tres y hasta seis veces más que las nuestras?”.
Le pregunté: ¿Cómo que seis veces más? Usted comparó antes las pensiones y salían hasta tres veces más, pero no seis. “No, vecino -continuó-. A usted, a nosotros los civiles, que nos jubilamos después de los 65 años, con la esperanza de vida que dicen está alrededor de 75 años, probablemente nos van a pagar unos 10 o 15 años de pensión, en cambio a ellos, que se jubilan jovencitos, disfrutarán de esas jugosas pensiones, en promedio, probablemente el doble de años que a nosotros, es decir, hasta 6 veces más que nosotros”. Antes de despedirse, me preguntó: “¿No le parece, vecino, que alguien nos está tomando del pelo?”.
E. Armando Duque D.