A la Universidad de Guayaquil se la ha sometido a una intervención, medida tardía pero justa, en su defensa nadie ha salido, porque toda la comunidad universitaria sabe que es necesaria. Pero la situación de la universidad no es de hace poco rato, han pasado cuatro décadas de terror académico.

Con la dictadura militar del 72, la extrema derecha metió sus agentes disfrazados de estudiantes y surgieron bandas denominadas “atalas” que sembraron caos y anarquía en el alma máter.

Cuando los estudiantes y profesores democráticos expulsamos a esta pandilla, otros gobiernos populistas y de derecha crearon otras, autodenominadas independientes (más conocidas como los “fumones”), que se apropiaron de facultades y designaron autoridades que hasta hoy se encuentran posicionadas como feudos.

Las máximas autoridades de la universidad se han declarado abiertamente adherentes al partido de la derecha más reaccionaria que le queda a Guayaquil; y para premiar a sus “líderes universitarios”, los ubican dentro de su listas en elecciones seccionales.

Los estudiantes y profesores deben salir en defensa de la antes gloriosa Universidad de Guayaquil y botar a los profesores y autoridades que se han lucrado de ella y la han postrado; y hacerla surgir y comprometerla con el avance tecnológico y científico que la patria requiere. Solo ellos pueden hacerlo.

Gracias por receptar mi opinión.

Salomón Fuentes Vidal, Esp.
Ingeniero Industrial